Aureliano Sáinz
¿Te acuerdas qué te aconteció en 2016? ¿Cuáles son los hechos que almacenas en tu memoria? La pregunta te la hago porque nuestra mente es un tanto voluble, por lo que tenemos que hacer un esfuerzo para traer el presente lo que nos sucedió hace nueve años.
Pero aquí está Azagala para recordarte algunos de los acontecimientos de ese año, dado que la revista se ha convertido el mejor archivo de lo que ocurrió por entonces en Alburquerque. Y como ya empieza a ser habitual, comenzamos, cómo no, por la portada del número79, que, otra vez, la cámara de Francis registra una instantánea de la carrera de San Silvestre a partir de un plano tres cuartos de dos sonrientes chicas, con ambas panderetas que parecen dar la bienvenida al nuevo año.
En esta ocasión quisiera citar a un colaborador intermitente, Vicente Martín Orantos, que cada cierto tiempo ‘deja caer’ sus recuerdos en la revista.
“Me llena de nostalgia recordar el viejo pozo y todos los sencillos pormenores que vivía su alrededor. Jamás olvidaré aquellos días de caza: cuando tras la última mano, acudíamos fatigados en busca de la frescura de su agua, y mientras calmábamos nuestra sed, reíamos pensando que nuestra juventud y aquellos momentos nunca acabarían”, nos dice al final de su artículo titulado, cómo no, El pozo.
Damos un pequeño salto para situarnos en el número 81, correspondiente a los meses de marzo y abril de 2016. Por entonces la Pasión Viviente estaba en su esplendor, por lo que era inevitable que la portada la ocupara alguna instantánea de este evento protagonizado por las propias gentes del pueblo.
En este caso, aparece una información muy curiosa titulada “De cómo se pasó de una campana a tres”, que viene acompañada dos fotografías. Lo cierto es que, en la memoria de muchos, la espadaña de la iglesia de San Francisco siempre la hemos visto con tres arcadas con sus correspondientes campanas. No obstante, hasta mediados de los 50, la espadaña era pequeña con solo una campana.

Todos sabemos que uno de los entornos más bellos que tiene el pueblo es el de la Ermita de Carrión, por lo que no es de extrañar que en más de una ocasión haya sido motivo para que aparezca en portada. Más aún, cuando en el número de mayo se recoge la presentación del libro La Ermita de Carrión, del gran investigador de Alburquerque: Eugenio López Cano. Cuatro densas páginas de Azagala van destinadas a este gran evento cultural.
Por segunda vez se dedica la portada de la revista a un personaje relevante. En esta ocasión, la imagen en plano medio, y con el diploma de “Alburquerqueño del año”, aparece con una leve sonrisa Rafael Fenoll (Tito Morey, como nombre artístico). Pero hay que leer bien en el interior para saber que era una fotografía de 2004, año en la que la RCA había instituido este premio. Doce años más tarde Azagala le rinde homenaje de despedida a quien, procedente de las tierras alicantinas, se había dedicado en cuerpo y alma a desarrollar la cultura escénica -teatro, coro, danza, folklore- de nuestro pueblo.

Inevitablemente, y en el verano, el gran evento con raíces populares vuelve a asomar en Alburquerque, con una gran participación popular. Claro está, me estoy refiriendo al Festival Medieval, del que es posible obtener cientos y cientos de imágenes. En esta ocasión, en plano contrapicado, aparecen cuatro bellas jóvenes, con un chico tras ellas. Al fondo, siempre omnipresente la estampa del Castillo de Luna, la mejor fortaleza medieval de las tierras extremeñas.
En sus páginas interiores se recoge una extensa información del noveno Encuentro de Azagala, lo que confirma que la trayectoria de la revista está verdaderamente consolidada, gracias al reducido número de gente que la impulsa, a lo que hay que sumar la fidelidad de los suscriptores y de quienes la compran.
Llegamos al número 85, correspondiente al mes de septiembre, de modo que la fotografía de la portada, en la que vemos a cuatro niños, sentados en un pequeño remolque metálico rojo, corresponde a Elisabeth García.
En el título de la editorial, ‘El indulto y el perdón’, podemos leer lo siguiente: En las últimas semanas, un tema de inusitado interés como es el futuro personal del alcalde de Alburquerque no se ha tratado en ningún medio local de comunicación, sin embargo, la noticia ha corrido como la pólvora y la gente la ha comentado, casi a escondidas, por lo ‘bajini’, como si hablar fuera motivo de anatema… La suerte de Ángel Vadillo ha dependido siempre de él, pero, como jamás acepta su responsabilidad, es posible que esa actitud le cueste cara algún día…”
En el texto se hablaba de la demanda interpuesta por Antonia Matador contra el antiguo alcalde. Pero, transcurridos los años, en los que ya Ángel Vadillo es un mal recuerdo para Alburquerque, cabe hacerse la siguiente pregunta: ¿Acaso pidió perdón por alguna de las innumerables tropelías que cometió a lo largo de su cargo como alcalde?

Habíamos hablado de la esbelta espadaña de la iglesia de San Francisco con sus tres campanas. En este número 86 se la muestra, con toda la limpieza del templo, junto al resto que se puede apreciar tras las palmeras, que, por cierto, en la fotografía no se ven atacadas por el ‘picudo rojo’ que acabaría con ellas.
Este número, para sorpresa de muchos, aparece a todo el color, algo que no había acontecido con anterioridad, dado que el cromatismo encarecía la edición de la revista. La explicación la encontramos al pasar la portada. Allí se dice: “Este número 86 sale a todo color gracias a la gentileza de una empresa alburquerqueña, Temagrafic, que acaba de adquirir una imprenta pacense con solera como es Grafiprim, y a cambio de una publicidad nos la ha imprimido la revista a color”.
Algunos titulares a destacar: “Varios cambios en el Colectivo Cultural Tres Castillos con Eugenio López Cano como presidente”; “Nuestros lectores denuncian el botellón en el Medieval”; “La alburquerqueña M.ª José Gamero, presidenta de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria”; “El Cristo Borrero lleva ya 10 años desaparecido”; “Los vinos de la bodega Encina Blanca destacan en Lisboa”, etc.
Diciembre de 2016 se cierra con la fotografía de un atardecer en Alburquerque. Las siluetas del campanario de San Mateo y de la Torre del Reloj parecen decirnos que se acaba el año para que se dé comienzo a otro, que, como siempre, se le acoge como signo de esperanza y renovación. Se cierran, pues, ocho años de la existencia de Azagala. La revista resiste contra viento y marea, teniendo en cuenta que los “vientos y mareas” del pueblo se convertían por aquella época en verdaderos torbellinos; por no decir huracanes.
En el número 87 aparece un extenso reportaje de gran interés, que lleva por título “Las canteras de pizarra y granito traen esperanzas a los municipios de Alburquerque y Villar del Rey”.
Con anterioridad he citado a colaboradores que se han mantenido fieles a la revista. En esta ocasión, y para hacer justicia, habría que citar a Manuel Unión Guisado, cuyos ‘Ripios satíricos’ no pueden faltar en ningún número. Pero, precisamente, en este que comentamos hay un reportaje titulado “Manuel Unión recibe el homenaje de la Fundación Municipal de Deportes pacense”, en el que se acompaña de cuatro fotografías, una de ellas con el protagonista muy joven, corriendo y portando la antorcha olímpica.
Cerramos, pues, 2016. Esta breve historia de Azagala que llevamos adelante a partir de sus portadas continuará con el año 2017.
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