EUGENIO LÓPEZ CANO
En 1791, en el expediente que se elabora para la creación de la Real Audiencia de Extremadura, se dice en él, referido a Alburquerque, que las «diversiones comunes de los Naturales son por lo común: el Juego de la Pelota, Villar, Naypes, y algún otro Baile el día festivo«, entretenimientos que, como podemos ver, no difieren en mucho a los que hoy conocemos.
A estas distracciones hemos de unir las diferentes celebraciones religiosas y religiosas-festivas que tanto abundaban en épocas pasadas, entre otras muchas las de «Nuestra Señora de la Zarza y esta con San Albín y San Lazaro con la iglesia del Castillo, son votos de villa con Nuestra Señora de Carrión«, fiestas que, como sabemos, se entremezclan el fervor religioso con lo profano, alternando los oficios con las romerías. No hay que olvidar tampoco en este sentido las instituciones benéficas para socorrer a los menesterosos y enterrar a los difuntos sin medios económicos, tareas emprendidas sobre todo por mujeres, y que tanto bien hicieron al pueblo en determinados momentos de su historia.
En otros documentos de los que tengo noticia hablan de nuestras costumbres en general, pero en ninguno de ellos he hallado datos sobre los entretenimientos de nuestros paisanos; aun así, conociendo nuestro pasado y presente, no debiera resultarnos difícil imaginárnoslos, iguales o parecidos.
A partir de las dos últimas décadas del siglo XIX, y hasta nuestros días, podemos acercarnos al modo de vida de los alburquerqueños, en este caso referida a nuestras distracciones favoritas, haciendo un ligero recorrido por la tradición popular, por orden de fechas: corridas de toros (1882); bailes y juegos en los casinos Círculo de Alburquerque (1875), La Concordia (1908) y La Unión, así como en establecimientos públicos (1924: El Lolo, El Socoquín, El Rosario, El Chaleco, etc.); en el libro La vida en Alburquerque, editado en 1901, nos habla de festejos populares, entre otros, de los zamparipallos, la Navidad, el Día de la Cruz, el Día del Bollo o de los Naranjales, San Juan, San Miguel, San Mateo, la Velada de San Antonio y los carnavales con sus murgas y estudiantinas.
Don Lino Duarte, a propósito de nuestra tradición musical, nos cuenta que los mozos de este pueblo acostumbraban a dar serenatas o canciones de ronda, acompañados de guitarra y bandurria, en cuyos instrumentos, al parecer, «suelen ser hábiles los hijos de Alburquerque«; la fiesta de los quintos; las novenas de la Virgen del Carmen, del Sagrado Corazón de Jesús…, y otras manifestaciones religiosas como el Corpus Christi, el Rosario de la Aurora, etc.; la creación de la Banda Municipal de Música y la inauguración del teatro-cine La Torre, ambos en el primer tercio del siglo XX; la creación del equipo de futbol Racing Club (1936); las visitas de peregrinos, ciegos, tullidos, etc., relatando o cantando «historias verídicas«, que luego vendían en octavillas o pliegos de cordel; las inauguraciones de las piscinas municipales (1984-1986), el polideportivo cubierto (1990-91), la Universidad Popular (1988), la Biblioteca municipal (1982), la Asoc. Cult. Aurelio Cabrera (1980), Radio 10 (1985) y la televisión local TDA (1989), la Banda de Cornetas y Tambores, los grupos teatrales «Antígona» y «Cómicos de la Media Luna«, etc.
Si nos atenemos a hechos más recientes de todos conocidos, las diversiones actuales no difieren mucho de las ya comentadas, algunas, eso sí, en el olvido o languideciendo, unas pocas renaciendo a duras penas y otras nuevas que vienen a rellenar los vacíos dejados por la indolencia. No obstante, ya que puedo hablar en primera persona, y porque las costumbres actuales han variado sobremanera respecto a las de mi época con lo que conlleva en parte una quiebra importante en el comportamiento social y familiar, al tiempo que un enriquecimiento en las costumbres, me veo obligado por tanto a referirme, además de los ya citados, a algunos de los entretenimientos de los que entonces gozábamos para que así conste en los tiempos venideros, y si alguien indaga o se asoma en busca del tiempo perdido no se encuentre con este baldío que tanto nos duele y confunde.
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PORTADA: Fotografía de un carnaval de los años 20 del siglo pasado. AZAGALA. (Julián Cano. Derechos reservados).
FOTO 2: El baile en su diversidad forma parte de la cultura tradicional del pueblo. La música y la danza han sido siempre las manifestaciones más enraizadas en las costumbres populares, desde la rítmica más primitiva y los romances más antiguos hasta los bailes y canciones modernos, pasando por las coplas y danzas folclóricas transmitidas de padres a hijos en una cadena, por desventura, a punto de romperse. (Eugenio López, 1980)
FOTO 3: La afición por el deporte de la caza y la pesca han supuesto para el hombre un escape donde satisfacer su instinto más primitivo, entretenimientos que se prolongan en otros juegos o disciplinas como son las tiradas al plato, celebradas en este caso durante la romería de la Virgen de Carrión. (Eugenio López, 1980)
FOTO 4: Miembros del grupo de teatro Antígona, en el Castillo.
FOTO 5: Grupo de teatro Cómicos de la Media Luna.
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Interesante artículo snteopológico. Enhorabuena!