EUGENIO LÓPEZ CANO
A continuación, como indiqué al principio, reproduzco la parte correspondiente a Alburquerque del excelente trabajo que doña Yolanda Guio Cerezo, con el título «La luna nos trae y la luna nos lleva«, publica en el número 2 de la revista Saber Popular, acerca de la salud y la enfermedad en los pueblos extremeños de Santa Cruz de la Sierra (Cáceres) y Alburquerque, trabajo de campo que se plasmaría posteriormente en una tesis doctoral sobre la Medicina Popular extremeña. Dice así:
«La luna, según la tradición popular alburquerqueña, maneja de forma extraordinaria el devenir de la existencia humana, pensamientos que se hace explícito en el dicho que reza «la luna nos trae y la luna nos lleva» (1) de uso muy frecuente, y que pone título a este artículo.
El arrebato de la luna
Si en Santa Cruz la luna muestra los vestigios de su ancestral influjo, en Alburquerque manifiesta aún su persistencia. Lo cual se observa en que cualquier persona puede ser «cogida por la luna«, y en que, incluso, existe un ritual imprescindible para la total curación de esta «enfermedad lunar«.
Los síntomas de esta afección son muy variados pero todos pueden ser enmarcados en los que vulgarmente se entiende por «malestar general», y que va desde tener «mal cuerpo», sentirse mareado, «estremecerse» o «estirarse» en la cama a tener algo de fiebre:
«…muchas veces el cuerpo no está como debía estar… y te hace daño cualquier cosa, porque la luna viene mala muchas veces, se nos va la cabeza, se va, se va, se va, y que se va, y que te tienes que sentar y es por la luna…«.
La luna «nos arrebata ¿no te pones rendidita de to?, que dices que tienes mal cuerpo… y que hay veces que te coge y te quedas partía y te dan hasta calentura y todo… como un abreero de boca que te entra, una cosa así… un malestar… y una soñera que te entra… ahora mismo esta mañana ya he sentío yo que a lo mejor estoy cogía de la luna porque estaba en la cama, y nada más que quería estirantar las piernas así… sí, sí un aspereceo… echá ahí en la cama que parece que me voy a caer… unos estremezones, ¿no das estremezones?…«.
«…pues (la luna) te coge y te pones así con un malestar, como muy calenturá y con un cuerpo muy malucho«.
«Con la fiebre de la luna te entra un dolor de cuerpo… unos escalofríos«.
Hay que indicar que es frecuente distinguir entre estar simplemente cogida por la luna y estar «muy cogida«, a este segundo estado se le llama quebranto, como se puede apreciar en las siguientes palabras:
«…esa oración es para quebramiento y ésta es para la luna, sí que es quebranto muy fuerte, o sea que cuando se tiene el cuerpo tan quebrao que estás tan mala con fiebre y eso…«.
En cuanto a los niños son los más receptivos al influjo lunar, sobre todo los más pequeños, siendo uno de los síntomas principales el estremecimiento.
«…mira ayer la mi nietina dice que estuvo todo el día fastidiosa, pues seguro que es de la luna porque cuando fuímos a verla… hacía así, se estremecía, y es que eso es de la luna, los coge también ¡uy! los coge mucho la luna, igual que las personas mayores, lo que pasa que como ellos están tan chiquitinos…«.
Se puede observar que tanto en Alburquerque como en Sta Cruz el influjo lunar es conceptualizado como una acción de «coger», que queda además redundada por la traducción que hace una informante con la expresión «porque nos arrebata«.
Con el nombre de «luna estripá» se conoce un estado enfermizo del niño caracterizado por los síntomas propios de los que vulgarmente se denomina «empacho», y donde -de nuevo- las alteraciones de las deyecciones son el principal indicador del padecimiento de este mal:
«…(una niña) ensuciaba de todos los colores… blanco, amarillo, una porquería alrededor… la niña lo que tiene es la luna estripá, tiene un empacho de miedo«.
«yo aprendí a rezar la luna entripá, que la llamaban, que es cuando la barriguita se pone mal y hacen la caca verde«.
_________
NOTA
1- En este sentido he de decir que tanto ésta, en menor medida, como la variante de «el Sol nos trae y la Luna nos lleva» que cité en el primer artículo, las escuché en Alburquerque a distintas personas, decidiéndome entonces por esta última en clara alusión al Sol, como fuente de vida, y la Luna como sinónimo de muerte, cuando, al márgen de cualquier deducción, debía entonces de haber recogido las dos.
Visitas: 281