Aureliano Sáinz
He comenzado este curso pidiéndoles a los alumnos que realizaran el primer ensayo crítico reflexionando sobre los abuelos, teniendo en cuenta sus experiencias personales y lo que se expone en el capítulo referido a este tema que aparece en El dibujo de la familia, así como en los artículos que he publicado en distintos medios de comunicación.
Se trataba de reflexionar sobre la compleja formación de las emociones humanas, teniendo en cuenta que nacemos con algunas básicas, sean positivas -amor, alegría, felicidad- o negativas -miedo, ira, celos-, pero que a medida que crecemos se van complejizando, hasta formar lo que Eduard Punset y Rafael Bisquerra han llamado el universo de las emociones.
Una vez que me enviaron sus reflexiones, la lectura detenida de las mismas me ha hecho comprender la enorme importancia que ha adquirido la figura familiar de los abuelos y abuelas en los jóvenes de hoy. Una de las razones que mayoritariamente expusieron se debe a que en la actualidad muchas parejas que tienen hijos ambos dos trabajan fuera del hogar, lo que implica que los abuelos acaben asumiendo un rol activo en el cuidado y en la formación emocional de los nietos en las edades tempranas.
Esta nueva realidad, tiempo atrás, dio origen a que se acuñara la expresión de abuelos-esclavos, en el sentido de que la faceta de los cuidados llevadas por los abuelos era entendida como un abuso, una sobrecarga e, incluso, casi una explotación, dado que a ellos no les incumbía un trabajo que debían llevar los padres. A fin de cuentas, era un modo de culpabilizar de manera indirecta a la mujer por dedicar tiempo a un trabajo fuera de la casa, cuando, supuestamente, su verdadera función era la de “madre entregada totalmente al cuidado de los hijos y del hogar”.
Sin embargo, en los escritos de los alumnos no hay nada que se asemeje a esa figura; todo lo contrario, ya que lo que ellos mayoritariamente recuerdan son relaciones que están teñidas de comprensión, ternura, tiempo de disfrute y complicidad en los juegos que llevaron adelante con sus abuelos. Ahora comprenden la paciencia, la tolerancia e, incluso, las pequeñas complicidades que se establecían entre ellos, dado que son conscientes de que, básicamente, la responsabilidad educativa recaía en sus padres, por lo que los abuelos se mantenían, en esta cuestión, en un papel secundario.
Como ejemplo de ese tiempo vivido con los abuelos, extraigo cuatro párrafos de las reflexiones de mis alumnos y alumnas, que ya se encuentran en mayoría de edad, por lo que la mirada hacia atrás es bastante significativa.
1. Mis abuelos maternos han sido una parte fundamental en mi vida, especialmente durante mi infancia. Ellos no solo me cuidaron cuando era pequeña, sino que también me dieron amor, seguridad y fueron un ejemplo a seguir que han marcado profundamente quién soy hoy. Desde los primeros recuerdos que tengo, siempre estuvieron a mi lado, ofreciéndome su tiempo, sus enseñanzas y su compañía incondicional. Gracias a ellos he aprendido el verdadero significado de la familia y la importancia de los lazos que se crean con el cariño diario. He estado tan unida a ellos ya que vivimos en el mismo pueblo, y nuestras casas las separa una calle. También porque mis padres trabajaban muchas horas y mis abuelos siempre eran los que estaban ahí conmigo y mi hermano pequeño. (P. A.)
2. Los últimos años de vida de mi abuela fueron por nuestra parte llenos de esfuerzo, compaginando nuestras responsabilidades y rutina diaria con su cuidado. De alguna forma, igual que nos había ayudado siempre a nosotros, la ayudamos a ella cuando más lo necesitaba en el momento que teníamos capacidad para ello. Todo el apoyo emocional que habíamos recibido siempre de ella era necesario devolvérselo en esa situación y hacer todo lo posible para su bienestar. (B. C.)
3. Desde muy pequeña, la casa de mis abuelos ha sido mi segunda casa, tanto mis abuelos paternos, como mis abuelos maternos, aunque he de decir que siempre he estado más en casa de mis abuelos paternos. Perdí a mi abuelo materno cuando aún era una niña, y a mi abuelo paterno lo perdí hace poco más de un año, ambos me enseñaron la importancia de valorar el tiempo que pasas con ellos. Siempre he estado muy apegada a ellos por lo que sus muertes fueron muy difíciles de aceptar para mí, una de ellas no fue una muerte común y me costó mucho entenderla, y la otra muerte no me la esperaba para nada. (A. G.)
4. Quiero comenzar esta reflexión remarcando que mis abuelos maternos han sido las personas más importantes de mi vida, las más influyentes y las que más han marcado mi desarrollo como persona. Aunque ya no están aquí conmigo, los tengo presente a diario en todas las decisiones que tomo como persona. Ya han pasado más de cuatro años desde la partida de mi abuelo, diez años después que la partida de mi abuela, y aunque haya tenido la suerte de disfrutar más de uno que de otro, los dos tienen la misma importancia en mi día a día. (P. R.)
No he querido intercalar comentarios a lo que los autores y autoras de estos escritos me entregaron, dado que se entiende a la perfección lo que han significado los abuelos en sus vidas, teniendo en cuenta que la mayoría ha conocido uno o varios de ellos, al tiempo que, a sus edades, también se han cruzado situaciones adversas, caso de la separación de los padres, el fallecimiento de abuelos, la aparición del alzhéimer, etc., de lo que se deduce que saben valorar el esfuerzo que realizaron para hacerles gratos los tiempos que compartieron cuando eran pequeños.
Visitas: 86