sábado, abril 19, 2025
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Restauraciones. El castillo de Luque

Aureliano Sáinz

Seguimos de modo permanente bajo la consigna de “¡Salvemos el Castillo de Luna!”. La razón no creo que sea necesario explicarla, puesto que no hay más que acercarse a la fortaleza para comprobar que ahí siguen de manera muy visible sus ‘heridas’, por lo que se están haciendo crónicas o, peor aún, creciendo de manera lente e imparable, como si su exposición a un futuro desastre fuera casi inevitable.

Y no exagero nada, puesto que desde los inicios de la revista Azagala (¡nada menos que hace 17 años!) insistíamos en los graves deteriores que se mostraban en algunas de sus partes; al tiempo que una calamidad de alcalde (por decirlo de manera suave) manifestaba, a diestro y siniestro, las incalculables bondades de la futura hospedería que iba a ser la salvación de Alburquerque.

Bueno, no me voy a extender sobre algo que pesa como una losa sobre el pasado y la realidad presente de nuestro pueblo. Ahora, tal como he hecho en otras ocasiones, deseo continuar con el análisis de algunas restauraciones de castillos medievales, centrándome en esta ocasión, con cierta brevedad, en la que se ha realizado en el castillo de Luque, un pueblo de 2.945 habitantes, situado en el sureste de la provincia de Córdoba.

La razón de elegirlo se debe, por un lado, a que la restauración del castillo fue firmada por Juan Jiménez Povedano, amigo y compañero de cuando éramos estudiantes de Arquitectura en la Universidad de Sevilla, así como de los primeros años de trabajo como arquitectos. Y como recuerdo de nuestro inicio profesional juntos, muestro una fotografía en la que él aparece en primer término; a su lado me encuentro yo y, posteriormente, Pepe Benito, otro arquitecto amigo, acariciando el cabello de Carmen, su mujer.

Fue a mediados y finales de los setenta, cuando los tres creamos un estudio en el centro de Sevilla, uniendo nuestros conocimientos y fuerzas, ya que ninguno procedía de familias de arquitectos, por lo que teníamos que trabajar intensamente para darnos a conocer en nuestra profesión.

Pasado el tiempo, Juan se vino a Córdoba, ya que era natural de Luque, por lo que aquí le sería más fácil desarrollarse profesionalmente. En mi  caso, permanecí en Sevilla con Pepe Benito, decidiendo ambos unirnos a otro estudio de compañeros que llevaban más tiempo en este ámbito. Por mi parte, continué en el campo de la construcción hasta que saqué la plaza de profesor titular en la Universidad de Córdoba, momento en el que tuve que dar el paso hacia la dedicación completa a la docencia.

Una vez que he comentado mi relación de amistad con quien firmó la restauración del castillo de Luque, debo apuntar que estaba declarado como Bien de Interés Cultural. Por otro lado, sus orígenes hay que ubicarlos sobre los restos de una antigua fortaleza romana. Sobre ellos, se construyó el castillo en el siglo IX, es decir, en las postrimerías del emirato Omeya, jugando un papel crucial en las luchas de los almohades contra el rey musulmán de Murcia.

En 1240, fue conquistado por el rey Fernando III, convirtiendo esta pequeña fortaleza, elevada sobre un alto cerro rocoso, en plaza fuerte que le servía en su ofensiva contra el sur musulmán de la Península, dado que se encontraba en un territorio fronterizo entre el reino de Castilla y de Al-Andalus.

Como suele suceder con muchas de las fortalezas de nuestro país, el paso del tiempo dio lugar que el castillo de Luque mostrara importantes deterioros desde hace años. Pero, por iniciativa del Ayuntamiento, se le encargó a Juan Jiménez Povedano el proyecto de restauración, con la esperanza de encontrar subvención económica para llevarla a  cabo. Por otro lado, debo indicar que actualmente la corporación municipal está regida por el Partido Popular que cuenta con 6 concejalías y 5 por el Partido Socialista.

Finalmente, en el mes de marzo de 2019, la Comisión Mixta del “Programa 1,5% Cultural” dictaminó de forma positiva sobre el proyecto presentado por el Ayuntamiento de Luque para la restauración integral del castillo de la localidad, teniendo en cuenta que  fue uno de los 27 proyectos aprobados para toda Andalucía en la convocatoria de 2018.

De este modo, el proyecto de ejecución de la restauración del castillo ha contado con un presupuesto de 917.322 euros, cantidad que en un 75% corresponde al Ministerio de Transporte, Movilidad y Agenda Urbana, mientras que el Ayuntamiento de Luque aporta un 25% del total.

La obra tardó un par de años en ejecutarse, por lo que en el mes de julio de 2023 ya estaban finalizadas. Así, en la actualidad, puede visitarse y contemplarse desde lo alto de la torre principal la espléndida panorámica que se divisa de los campos del entorno de la localidad cargados de olivos.

No quiero extenderme más. Solo insistir en algo  que ya conocemos: que es insostenible la situación que tiene el castillo de Alburquerque, por lo que el lema que llevamos delante de “¡Salvemos el Castillo de Luna!” debe estar vigente de manera continua hasta que, de verdad, su restauración sea un hecho real y verificable.

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