domingo, mayo 18, 2025
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Hasta siempre, Roberta

Aureliano Sáinz

Voy a ser breve, pues las despedidas no deben alargarse con excesivas palabras, ya que muchas veces se reiteran innecesariamente.

A finales del mes pasado de febrero, leí una breve nota en la que se decía que Roberta Flack había fallecido, el 24 lunes, tras una enfermedad que hacía tiempo la había retirado de los escenarios. En aquellos momentos, mis recuerdos volaron hacia los años de mi juventud, porque una de sus canciones, que se hizo muy popular por entonces, la ligaba a las evocaciones de los primeros enamoramientos que a uno le acompañan.

Trascurriría más de un mes, cuando estando en el centro de Madrid, Flora, que nació en esta ciudad, me indicó que podríamos comer en el restaurante de unos conocidos grandes almacenes, puesto que se encuentra en la última planta y que desde allí se contemplan unas magníficas vistas, no solo de los edificios próximos sino también, hacia lo lejos, de la Casa de Campo.

Dado que es un lugar bastante silencioso y acogedor, si se presta un poco de atención, uno puede darse cuenta que de fondo suenan algunas canciones que se expanden por este amplio espacio.

Aquel mediodía habíamos tenido suerte, ya que logramos situarnos junto a uno de los ventanales. En medio de la charla que manteníamos, escucho una cadenciosa voz a capella y a la que, poco a poco, se le va uniendo un coro como si fuera el eco que remarca lo que esa voz femenina canta.

Inmediatamente, la identifico. Era, cómo no, Killing me softly with his song (Matándome suavemente con su canción), tema que desde que lo escuché quedó para siempre fijado en mi memoria, como una de las baladas que entrañablemente me acompañan a partir de entonces.

Cierto que ha transcurrido mucho tiempo desde entonces; pero no importa. Sus datos biográficos nos dicen que Roberta Flack había nacido el 10 de febrero de 1937 en Black Mountain, Carolina del Norte, por lo que su vida fue larga y fructífera. Desde pequeña aprendió a tocar el piano, lo que dio lugar a que fuera un instrumento del que se valdría en muchas de tus actuaciones.

Su primer disco, First Take, apareció en 1969. Cosechó una serie de éxitos, pero la cumbre llegó cuando grabó el tema que acabamos de escuchar, por el que recibió el Grammy a la mejor canción en el año 1974, tras haberlo recibido también en el año anterior por otra canción tuya.

Algunos pueden pensar que fue cantante de un solo éxito, puesto que Killing me… la acompañó a lo largo de su carrera musical. Sin embargo, en numerosas ocasiones actuó acompañada de la Orquesta Sinfónica en Washington o, como sucedió en 2009, por las de Melbourne, Queensland y Sídney en Australia, lo que dio lugar a que se le asignara una estrella en el Paseo de la Fama de Hollywood.

No me extiendo más. Como dije al principio, aquí en este país, tan lejos del suyo, muchos la recordaremos, aunque solo sea por esta hermosa canción, tan certera y precisa, que siempre que suenan sus notas me parece intemporal y que no necesita ningunos añadidos para emocionarnos con ella.

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