FRANCIS NEGRETE/ AZAGALA
Con los ánimos de los asistentes decaídos por la escasa asistencia de alburquerqueños a la manifestación convocada por los tres grupos políticos de la corporación, se celebró un acto desangelado, a pesar de que era de esperar la floja presencia de público, menos de la mitad de la concentración que organizó el Colectivo Cultural Tres Castillos hace unos meses. Pero este “pinchazo” tiene sus explicaciones: las segundas partes nunca fueron buenas, la disputa inútil de esta semana y el compromiso de la Junta de Extremadura de que comenzarán las obras este año, enfriaron los ánimos. Todo ello sin contar con el escaso compromiso de la mayoría de la sociedad alburquerqueña que, como bien dijo Gutiérrez, critica mucho en las redes sociales, pero luego no da la cara en estos actos que deberían ser multitudinarios. Y si ni siquiera el castillo logra movilizar a una amplia parte del vecindario local, apaga y vámonos…
Las asociaciones locales no mostraron su apoyo, ni siquiera aquellas que ejecutan proyectos relacionados con la salvaguarda del patrimonio. Sí estuvieron presentes varios miembros de ADEPA y de Tres Castillos, pero lo mejor fue la presencia de varios ediles de la corporación y de los tres grupos políticos, lo que destacaban las personas presentes con las que tuvimos la oportunidad de hablar. La mayoría coincidía con el insoportable conformismo de los alburquerqueños.
Pablo Cordovilla hizo una extraordinaria intervención en la que habló de la injusticia del trato al castillo, desde siempre, desde hace más de veinte años, y en el próximo número de la edición impresa de AZAGALA llevamos un buen reportaje sobre ello. Hizo un repaso de cómo la fortaleza alburquerqueña aparece en medios de comunicación nacionales como una de las más atractivas de España y cómo cada vez podemos decir menos que es la mejor conservada, porque al paso que va solo quedarán ruinas. Incluso cundía entre los presentes la duda de que fueran a ejecutarse por fin esas obras el próximo otoño, algo que nosotros no ponemos en duda, porque ya sería demasiado… Y la presencia allí del presidente local popular, Luis Paniagua, es síntoma de que esa restauración urgente se llevará cabo. Además, el edil popular insiste en que el compromiso es destinar una partida de 500.000 euros cada año para poner en condiciones y en valor el castillo de Luna. Eduardo Maya, quien más sabe de turismo y quien mejor conoce el castillo, en cuyo interior está actualmente la oficina de turismo, en condiciones también pésimas, dice que desde siempre la Junta de Extremadura debería haber recogido en sus presupuestos el mantenimiento de la fortaleza al ser de su propiedad.
Cordovilla finalizó su intervención exclamando con rabia, una y otra vez, la frase: ¡¡¡¡¡OBRAS DE RESTAURACIÓN YAAA!!!! Y dio paso al alcalde, quien subió al kiosko de la música acompañado por todos los miembros de la corporación presentes. El portavoz socialista Juan Carlos Prieto no pudo asistir, pero estaban dos ediles de su grupo.
La presencia arriba de IPAL, PSOE y PP fue lo mejor de la noche, por aquello del pueblo unido… Y fue la imagen que más agradeció la gente. El discurso de Gutiérrez fue frío y mostraba en su rostro la decepción por la escasa asistencia de gente. Incluso recriminó al pueblo esa falta de compromiso e insistió en que aquello no era un acto político. Y no lo fue.
Al final, Cordovilla preguntó si alguien entre el público quería intervenir, pero nadie quiso hacerlo. No estaba el horno para bollos… Confiemos en que la Junta de Extremadura cumpla su compromiso.
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