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Alburquerque se suicida

EUGENIO GARCÍA REY

Si los electores profesan una fe ciega en sus líderes, como todo dogma, carece de cura. Esto es algo evidente en Alburquerque, donde los ciudadanos mayoritariamente siguen votando a aquellos que han llevado al pueblo a la ruina, especialmente porque muchos se han acostumbrado a las políticas clientelistas del ayuntamiento, basadas en el reparto de la miseria para “ir tirando”, con contratos de unos meses para luego cobrar el desempleo, o con la firma de peonadas para tener acceso al subsidio. Otros están agradecidos porque sus familiares han conseguido la bendición de un contrato, en la mayoría de las ocasiones fraudulento, porque no se ha cumplido la legalidad a la hora de dar igualdad de oportunidades a todos. Luego están los pensionistas, cuyo voto es muy resistente al cambio, y en Alburquerque las promesas de plazas de residencias económicas para todos son muy atractivas en este sector del electorado que piensan que otros gobernantes no practicarían las mismas políticas.

Por tanto, podemos concluir con que en ese pueblo son las clases pasivas las que otorgan el poder y eso conduce a algo muy claro: la decadencia, el estancamiento, la falta de progreso social y económico.

La mayoría de vecinos de Alburquerque han demostrado, una vez más, tener unas tragaderas enormes, su espíritu acrítico, su conformismo, y su voto, desgraciadamente, refleja la falta de formación de la sociedad alburquerqueña. Ahí no vale esa otra máxima que dice: “si los electores padecen de desmemoria, hay que acudir a las hemerotecas”, con el fin de demostrarles las mentiras de quienes les estén gobernando. En Alburquerque, a la mayoría de la gente, y a la vista está, le da igual que les mientan una y otra vez, y supongo que muchos ni siquiera se creerán ese programa electoral que nos da risa, pero, como corderitos, acuden en masa a votar lo mismo de siempre.

Llevo años colaborando en esta revista y poco más puedo decir. Da rabia, pero la democracia es así. A veces los pueblos se suicidan, sin remedio.

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Portada: Mesa electoral en las elecciones municipales de 2019.

Foto 2: Murillo y Vadillo celebrando la victoria esa misma noche.

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Un comentario

  1. Marcelo Poyato Garcia Marcelo Poyato Garcia

    Bueno, soy paisano vuestro, pero desde muy joven fuera de la villa, lejos (Cataluña y Andalucía repartidos 50años) por ello no me prodigo en comentarios en opiniones dada mi abultada ignorancia de multitud de detalles y circunstancias que acontecen a lo largo del devenir de los tiempos en la villa, a tenor del comentario de este señor Eugenio, está cargado de razones y aciertos, la madurez democrática en nuestro reino es muy pobre por corta en el tiempo y también por las cortapisas que nos imponen los políticos con el actual sistema electoral, faltan listas abiertas las cuales a la vez sin madurez política serían probablemente ineficaces, de ahí la cultura por llamarlo de alguna forma del voto tradicional familiar a un determinado partido, y de ahí no nos movemos, y esto se puede extender a muchas localidades regiones etc., aunque en Alburquerque quizás se nos antoje más acusado, de ahí quizás el declive tan profundo en que se ve ahora sometido por una política errónea aunque popular, pero a lo mejor esto en manos de unos políticos con sensatez y responsabilidad hubiera ocurrido lo contrario, pero la villa no ha tenido suerte en esto último.
    Suscribo el artículo del señor Eugenio desde mi desconocimiento detallado de todo lo ocurrido, un saludo para todos mis paisanos

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