Aureliano Sáinz
En un anterior artículo sobre Arquitectura solidaria hablé del arquitecto africano Francis Kéré. Ahora quisiera presentar al japonés Shigeru Ban, al que se le concedió el Premio Pritzker en 2014, entre otras razones por haber propuesto soluciones habitacionales a las poblaciones que han sufrido desastres naturales o a refugiados que han huido de sus países por conflictos bélicos o ataques despiadados como acontece con la población civil de Gaza (aunque en la franja palestina no se hayan podido aplicar las soluciones que él propone debido al terrible asedio que sufre por parte del ejército israelí).
Personalmente, siento una gran admiración por este magnífico arquitecto que no solo ha planteado respuestas verdaderamente brillantes a encargos que ha recibido de diferentes países, sino también porque durante gran parte de su vida se ha dedicado a buscar soluciones, con una perspectiva claramente ecológica, de viviendas temporales para la población que en distintas partes del mundo vive fuera de sus hogares. Y para que entendamos su pensamiento y sus valores, dentro de este breve recorrido por su obra, entresacaré algunas declaraciones que realizó a los medios de comunicación.
“El gran público tiene la sensación de que los arquitectos ganan muchísimo dinero trabajando para gente poderosa. En mi caso, empecé a pensar en lo que podía hacer por ayudar a la sociedad a mediados de los noventa, ya que en aquella época quedé muy impactado por las fotografías de la crisis de Ruanda. También vi que los alojamientos que se ofrecían a los refugiados, incluso en el caso de las Naciones Unidas, eran de muy baja calidad. Estaba convencido de que había que mejorar aquellos alojamientos, pues, de lo contrario, cualquier ayuda médica sería inútil. Así, visité la sede de ACNUR en Ginebra para proponerles mi idea y tuve la suerte de que me contrataran como consultor”.
Antes de mostrar algunas de las soluciones que Shigeru Ban planteó para las poblaciones en riesgo, me parece adecuado que veamos un par edificios suyos muy conocidos.

Su obra más famosa ha sido el proyecto que llevó a cabo en Francia cuando ganó el concurso para construir el Centro Pompidou-Metz, en la capital de Lorena.
Este sorprendente edificio se ha convertido, a partir de su terminación en 2010, en la institución cultural más visitada de Francia fuera de París. La razón de su fama se encuentra en su singularidad, pues es una gran nave de 5.000 metros cuadrados de planta hexagonal, que además contiene tres galerías superpuestas y entrecruzadas, junto con un teatro y un auditorio. Lo que más le llama la atención es la cubierta ondulada blanca, que Shigeru Ban proyectó a partir de la sugerencia que le ofreció la forma de un sombrero chino.

En Corea del Sur proyectó, en 2010, otra obra basada fundamentalmente en la madera. Se trata del club de golf Haesley Nine Bridges, instalación llevada cabo en una superficie de 16.000 metros cuadrados. Lo más llamativo de este conjunto es el atrio en el que aparecen soportes o pilares de madera en forma arbórea de tres plantas de altura. La normativa surcoreana, por razones de seguridad, no le permitió a Shigeru Ban que toda la obra fuera realizada en madera, por lo que tuvo que acudir a la piedra y el cristal para completarla.

Si a alguien se le hablara de “casas de papel”, lo más probable es que pensara que se estaría tratando del mundo de los niños. Sin embargo, Shigeru Ban pensó que con tubos cilíndricos de cartón de 1,5 centímetros de grosor, derivados del papel reciclado y con un tratamiento ignífugo, es decir, que no pudieran afectarles el fuego, era posible realizar viviendas temporales. Así, para Bjuh, localidad de la India, con este enfoque proyectó viviendas de planta cuadrada con un pequeño porche.

Otra de las ventajas que tienen las denominadas casas con “Paper Tube Structure” es que no necesitan mano de obra especializada, puesto que pueden ser levantadas por jóvenes o adultos sin grandes dificultades. Esto facilita su construcción en cualquier lugar, basta que el terreno tenga una superficie horizontal.

El 12 de mayo de 2008, se produjo un gran terremoto en la ciudad china Chengdu, en la provincia de Sichuan. Acabó con la vida de al menos 68.000 personas, aunque se estima que la cifra pudo alcanzar las 400.000.

Tras esta enorme tragedia, los alumnos de un centro de investigación dirigido por el arquitecto japonés y el laboratorio de la Universidad de Keio diseñaron y emplearon tubos de cartón con tratamiento ignífugo también para construir escuelas temporales cerca de la ciudad.

Este mismo planteamiento es el que siguió Shigeru Ban en países tan dispares como Ruanda, Japón, Turquía, China, Vietnam y Ecuador, con el fin de que las familias en situaciones de riesgo no estuvieran viviendo bajo plásticos o en tiendas de campaña. Bien es cierto que son viviendas provisionales y que su empleo es temporal, pero quienes se encuentran en ellas sienten que se les trata con cierta dignidad en medio de la tragedia que les ha tocado vivir.
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