FRANCIS NEGRETE/ ALBURQUERQUE
El pregón de María Victoria García Copetudo fue largo pero ameno y en sus palabras dejó claro su pasión por Alburquerque, donde demostró tener aferradas con fuerza sus raíces profundas, como la de los árboles que, según distintas versiones, dan nombre, en latín y en árabe a nuestra villa: Alba-Quercus (Encina Blanca) o Abu-al-qurq (País de alcornoques).
También quiso reflejar en sus palabras que es una persona muy familiar: sus padres y sus abuelos estuvieron muy presentes, pero también su esposo, al que declaró implícitamente un amor férreo. Recordó a su abuelo Rufino “el campanero” o “el churrero”, al que todos quisimos, y a su abuela Guadalupe, más lejana en el tiempo, pero a la que muchos recordamos en el telar donde se colocaba en el Festival Medieval. De mis abuelos, dijo, “he tenido la suerte de aprender lo que ningún libro enseña: a tener la verdad en las manos y la honradez en la mirada, a querer al pueblo sin condiciones y a estar orgullosa de las raíces incluso cuando la vida te lleva lejos”.

María Victoria hizo un repaso por las señas de identidad de Alburquerque y citó a algunos alburquerqueños que han triunfado en las artes en general, Aurelio Cabrera; el deporte, José María Pámpano o Nieves Gemio; en radio y televisión, Isabel Gemio; o en la literatura, Luis Landero. Tenía allí presente a otro ilustre paisano nuestro, Juan Calderón, que este año fue galardonado con la Medalla de San Isidoro de Sevilla, concedida por la Unión Nacional de Escritores de España.
Como jueza, habló de la importancia de impartir justicia, e incidió en que se trata de un “cargo de responsabilidad y mucho servicio”. “Cada vez que dicto una sentencia, o una resolución importante, me acuerdo de los que aprendí en esta tierra: la justicia no es solo una palabra, es una actitud, es mirar al otro con humanidad”. “Ser jueza -añadió- es tener el corazón firme, la cabeza clara y los pies en la tierra, es escuchar con empatía, decidir con justicia y hacerlo sabiendo que detrás de cada caso hay una vida”.

María Victoria García hizo una defensa de las tradiciones, y citó el Festival Medieval, al tiempo que añoraba las representaciones en el castillo de la obra “El águila Blanca”.
Se despidió pidiendo que “hoy, soltad las penas, dejad el móvil un rato, coged la mano de quien tengáis al lado y vivid las fiestas con todo lo que tengáis dentro”.
Un gran pregón, a la altura de una gran profesional, de una gran mujer que demostró sus buenas dotes para la palabra y su sentimiento de gratitud por todo aquello que aprendió de la familia y de su pueblo.
(Nos quedamos con el pregón íntegro)
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PORTADA: María Victoria García Copetudo, durante su pregón.
FOTO 2: Con él alcalde Manuel Gutiérrez.
FOTO 3: María Victoria, con su marido.
VÍDEO: Pregón íntegro.
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