Aureliano Sáinz
La verdad es que uno no deja de sorprenderse cuando acude a la lectura de los ejemplares para presentar las mejores portadas de Azagala y revisar los artículos que aparecen en sus números. Como es habitual, la del mes de enero de 2012, con la que comenzamos en esta ocasión, se encuentra protagonizada por quienes participan de algún modo en la cabalgata de los Reyes Magos: son tres niñas que Francis ha recogido con su cámara.
Pero, tal como apunto, las sorpresas aparecen cuando leemos desde la perspectiva actual. Solo así puede entenderse que en este número 41 aparezca una información que lleva por título “Vadillo anuncia la creación de una ONG para salir de la crisis”. Uno ya sabía esto, pero lo había olvidado totalmente. Veamos, pues, algo de lo que se dice en el texto:
En un acto celebrado en la Casa de la Cultura, al que el Ayuntamiento había invitado a todos los trabajadores del pueblo en general, el alcalde Ángel Vadillo anunció la creación de una Organización No Gubernamental que nos permita conseguir recursos para crear más residencias de ancianos en Alburquerque, construir viviendas sociales, mantener la guardería municipal, contratar desempleados y mantener las políticas sociales… (¡sin comentarios!).
Si la portada del mes de enero la protagonizan los niños, febrero se muestra como un mes propicio para que sus protagonistas sean jóvenes que participan en el Carnaval, fiesta que tuvo sus orígenes en la dedicada a Saturno, dios romano de la agricultura y las cosechas. Sería en la Edad Media cuando adquirió la denominación que ahora conocemos al provenir de la expresión latina “carnem levare”, cuya traducción sería “abandonar o tapar la carne”, por lo que había que cubrirse de disfraces o antifaces para guardar la reputación.
Ahora, en este número 42, siguen las noticias referidas a la ONG. Así, aparece otra información que es toda una declaración de intenciones: “Vadillo dimitirá si no logra 10 millones para la ONG. Asegura que dará empleo a 500 personas de Alburquerque y a 600 de África”. Por cierto, tras el tiempo transcurrido, ¿alguien sabe qué fue de aquella ONG que resolvería los problemas del pueblo y también los de África?

El algún momento tenía que aparecer la mítica Fuente del Caño protagonizando alguna de las portadas. La de este número 43 corresponde, como en otras ocasiones, al talento fotográfico de Sergio Pocostales, que es capaz de articular un plano cercano de la fuente junto a una panorámica nocturna de nuestro castillo.
Merece la pena echar un vistazo a este número y a los escritos de los numerosos colaboradores que siguen en la revista. Pero si hay algo que especialmente me llama la atención es el artículo “La fotografía en la escuela (1900-1970)”, de Elisabeth García, sobre todo la imagen que la ilustra, pues ahí vemos al maestro don Pablo Lapeña repartiendo la leche a los niños de su escuela. Era la que, junto al queso y la mantequilla, se nos enviaba desde Estados Unidos a cambio de la instalación de sus bases militares en Rota y Morón. ¡Qué tiempos aquellos en los que los inocentes niños hacíamos cola para recibir esos ‘manjares’ que nos llegaban sin entender nada de esas contrapartidas!
¿Quién de Alburquerque no conoce la Piedra del Berrocal, si hasta Luis Landero la suele citar en sus recuerdos de la infancia? Ahí, pues, la tenemos, junto a una pareja de “mayos” y que Francis la registró para la revista.
Si algo quisiera destacar de este número es el título de la Carta a los Lectores: “Camino del Quinto Encuentro”. Más que nada para manifestar que, contra viento y marea, lográbamos reunirnos los que la confeccionábamos junta a los lectores y suscriptores en el mes de julio como expresión de la fortaleza que había adquirido el Colectivo Cultural Tres Castillos.

Magnífica fotografía la del mes de julio de 2012. Ahí aparecen tres veteranos colaboradores que habían venido al pueblo para estar en el Quinto Encuentro: Antonio Telo, Elías Cortés y Pepe Toledano caminando tranquilamente y charlando entre ellos en ese “pequeño paraíso” que era Las Laderas, antes de que el alcalde, en uno de sus caprichosos y alucinados arrebatos, arramplara con los fuertes eucaliptos que marcaban el sendero del paseo.
Este número, como es lógico, comienza con las imágenes de la entrega de los diplomas a aquellos colaboradores que formaban el pilar de la revista. Y si hago referencia a este hecho se debe a que el diploma -que tuve el placer de diseñar- se basa en una de las mejores fotografías que se han hecho de Alburquerque, ya que recoge la gran nevada de enero de 2010 tomada desde la entrada de una cancela y con el castillo al fondo. Tiene razón su autor, Francis, al decir que hay que citar su autoría cuando aparece en cualquier otro medio distinto a Azagala.
Llega septiembre y de nuevo se recoge en portada una imagen del Festival Medieval. En este caso es una instantánea del Teatro de Calle que forma parte de este evento que ya es una seña de identidad de nuestro pueblo.

Hay tradiciones netamente hispanas; otras en cambio son foráneas que, aupadas por la publicidad y sus rasgos singulares, acaban incrustándose en el calendario. Es el caso de Halloween, fiesta que se celebra el 31 de octubre y que antecede al día de Todos los Santos, jornada dedicada a recordar a los difuntos. Las protagonistas de la escena que se recoge para la portada no creo que provoquen ningún tipo de miedo; más bien cierto placer al contemplarlas tan felices con los disfraces que portan.
No quisiera dejar pasar por alto el emotivo escrito que en este número realiza Juan Francisco Campos por el fallecimiento de Elisa María, la hija de Eugenio López y de Elisa, su mujer. En el mes anterior lo había hecho Julián Cano, un gran amigo y colaborador de Azagala que nos dejó en el año 2020. Ambos artículos merecen la pena ser leídos por el sincero dolor que manifiestan ante semejante pérdida para sus padres.
Llegamos a diciembre. De nuevo otra portada del Castillo de Luna, recogida por Sergio Pocostales. Y es que, a pesar de que lo hemos visto infinidad de veces, en este caso hay un pequeño detalle: aparece sobre los Baluartes una grúa, como símbolo de que continuaban las obras de la hospedería… Aunque, no tardaría mucho, en que, tras la lucha de Adepa y de quienes se oponían a este proyecto, la Junta de Extremadura daría el carpetazo definitivo a tan espantoso plan.
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