EUGENIO LÓPEZ CANO
Esta fiesta se celebraba cada tres de mayo, y estaba muy arraigada en el alma de todo alburquerqueño. En la actualidad, y más en concreto en 2004, según el corresponsal del periódico HOY, Francisco José Negrete, «por vez primera en mucho tiempo, nadie ha montado la tradicional cruz en el zaguán de su vivienda«.
Cuenta don Francisco Tejada Vizuete que en 1675 se festejaba la Cruz de Mayo en cuyas noches, así como en las de San Juan Bautista y San Pedro, «se hacen en las calles de esta villa altares y con esta ocasión ay grandes concurssos de hombres y mugeres y se hacen vailes y otros regosijos profanos (…), por lo que se «siguen muchas ofenssas a Dios (..), motivo por el que se ordena «pena de excomunión mayor (…) y de veinte ducados contra cada uno que hiciere algún altar en dichas noches”.

Con motivo de este día en muchas casas del pueblo se levantaban altares en el zaguán, en el patio interior o en cualquiera de las habitaciones contiguas para que fueran visitados durante la noche por cuantas personas quisieran, tanto para admirarlos como para rezarle alguna oración. Consistían estos altares en una especie de cajón de madera con varios peldaños -algunos, según me informan, llegaban hasta el techo-, rematados por una cruz florida.
Los altares estaban vestidos con sábanas o colgaduras de mantones y colchas, y adornados con diversos objetos como candelabros, macetas, flores, estampas y estatuas religiosas.

En mi niñez era costumbre que los maestros de escuela nos obligaran a hacer cruces de madera adornadas con flores. Recuerdo haber visto a muchos de ellos, en pandilla por calles y casas, pidiendo una perrita (1) pa la Santa Cruz. Invento que, como cabe suponerse, tenía muy poco éxito económico, y sí mucho de juego que es lo que en realidad se pretendía.
NOTA
(1)-Perrita: Nombre que se le daba al dinero en general, y en particular a la perra gorda o moneda de dos céntimos.
PORTADA. Por el cuidado en los detalles del altar que preside la escena, el ropaje de fantasía de los niños y el respeto que me consta de sus familiares por los asuntos religiosos, me inclino a pensar que esta escenificación representa uno de tantos escenarios que se levantaban en las casas particulares con motivo del Día de la Cruz (Autor: desconocido. Año: 1908. Cedido por don Julián Cano Izquierdo)
Fotografía 2. Tan viejo como el portal que la representa -quizá si cabe mucho más antigua- son las cruces de mayo, fiesta que con regocijo se celebraban en las casas particulares de la villa, como símbolo de la alegría de un pueblo por la resurrección de Cristo (E. López, 1985).
Fotografía 3. Cruz de Mayo en un pueblo.
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