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Gracias, Alburquerque

JAIME SABAN

Mi primer recuerdo de Alburquerque es la imagen de un niño de 5 años que se queda fascinado con las letras de las Laderas. Pasaron los años y mi hermano mayor me contaba esas horas incesantes de música al lado de un gran castillo. En mis primeros años de trabajo en Correos mi idea del pueblo fue siendo más clara, porque mis jefes eran de Alburquerque. Mi futuro tenía un destino…

En 2011 me salía la oportunidad de ser el responsable de la oficina y no me lo pensé, tenía la sensación que era lo correcto y que me iría muy bien. Y no me ha ido bien, sino que ha sido mejor.

Desde las primeras horas me he sentido como un alburquerqueño mas, he sido muy afortunado.

He vivido muchas cosas buenas durante estos años, he intentado hacer mi trabajo de la forma más eficaz y humilde para que los usuarios y clientes tuvieran un servicio público cercano para todo lo que necesitaran.

Hoy termino un ciclo de mi vida donde puedo decir que he sido feliz. Empiezo una nueva etapa en la sucursal de Correos en la estación de tren de Badajoz. Echaré de menos esos cafés de puchero antes de abrir la oficina, esas buenas tostadas, esas buenas charlas con amigos, ese castillo imponente siempre protagonista en lo alto.

Gracias Alburquerque por todo lo que me has dado, gracias a toda su buena gente y gracias por dejarme ser un amigo más.

Y Gracias por los grandes compañeros que he tenido durante todos estos diez años, sin ellos no habría sido tan fácil.

Gracias.