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Reflexión política sobre el nº 111 de AZAGALA (1)

ANTONIO L. RUBIO BERNAL

Leída la susodicha, la primera idea que se me viene a la cabeza son las palabras de Manuel Azaña, Presidente de la II República Española: “Política tabernaria, incompetente, de amigachos, de codicia y botín, sin ninguna idea alta”. ¿Qué puedo esperar de un consistorio del que se escuchan barbaridades y mentiras por doquier?

Comencemos por aquello que más nos duele a algunos: el castillo medieval, para mí, y con muchísimo cariño “la mole pétrea”. Los que pasamos los 60 años de edad nos divertimos de lo lindo cuando era utilizado para hospedarse todo tipo de gentes; desde médicos en formación hasta jóvenes en diversión. ¡Conchiles, hasta para el rodaje de una película, “La leyenda de los ojos verdes”, que me ofreció la posibilidad de ganar mis primeras dos mil pesetas y mostrar mis dotes de cowboy con una yegüita que fue el encanto de los actores! –perdón, no viene al caso pero mi subconsciente me ha traicionado-. Luego, si los nativos damos fe de la vida que allí hubo, la rentabilidad económica, y que ayudó a dar fama y prestigio a la villa, ¿a qué viene ahora esta lección de ignorancia de nuestra máxime representante? Prudencia ante lo desconocido, sería lo que yo le recomendaría a esta señora, pues ya lo dice el refrán: “Vale más medir y remedir que cortar y arrepentir”.

¿Qué están negociando para ser ustedes los encargados del mantenimiento? ¿Pero qué broma es esa? Zapatero a tus zapatos, dice el dicho. Pero por Dios y por la Virgen, si ustedes no cumplen ni con lo que son sus obligaciones primarias de mantenimiento –nada más pasear y ver las calles y las farolas. ¿O es que acaso no son de su competencia?- Las bromas pesadas sólo al que las da le agradan.

Hablemos sobre su lamentable estado. ¿No sienten vergüenza, pudor, sonrojo, sofoco o ignominia por consentir que desde el año 2013 lienzos de muralla se derrumben sin que ustedes hayan hecho absolutamente nada por repararlo? Bueno, y si su papel es penoso, el de la Junta es, como mínimo, deplorable; con torres agrietadas y descarnadas, y tenemos que esperar a que sus técnicos de Patrimonio hagan acto de presencia. Oiga, son siete años, un septenio, sin frenar su alarmante deterioro.

Al menos yo no voy a perder el tiempo, por imperativo de conciencia. Mañana mismo, por amor a mi mole pétrea, preparo un dossier- con fotos de mi amigo Eugenio López Cano- acompañado de una carta con sustancia y la envío a los dos periódicos extremeños y algunos nacionales, invitándolos a que vean lo denunciado, a la Consejería de Cultura y al Ministerio del ramo -¿Y por qué no a la Unesco?-, y veremos el sol por donde sale. Creo que es hora de que la gente de fuera se vaya enterando de lo que ocurre en nuestro pueblo. Y odio los protagonismos. Si algún colectivo –Adepa, Tres Castillos, IPAL, asociación…- quiere sumarse a la iniciativa, mejor. Que son vecinos a los que no les importa ya dar la cara, pues requetemejor.  Nos reunimos, se habla, se establece estrategia y adelante. Quedarnos con los brazos cruzados va a provocar que nos sintamos mal y venga después el arrepentimiento; y yo al menos para mí, no lo quiero.

Y a usted, señora alcaldesa, decirle que si pretende alcanzar la dirección moral del ayuntamiento lo primero que debe tener claro son los fines a alcanzar –mantener nuestro querido patrimonio-, aderezados con bondad y honestidad para todos los vecinos; y después, los medios para lograrlos, elegidos con escrúpulo, para no dañar a nadie; por el contrario, si lo que le interesa es seguir figurando en su status y darnos la patá charlot –como decimos aquí- en un tema tan importante como éste, apaga y vámonos a enviar las cartas.

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Portada: Foto de niños en el albergue del castillo, cuando éste tenía vida.