EUGENIO LÓPEZ CANO
Donadas al pueblo de Alburquerque en el siglo XIV por Juan Alfonso de Alburquerque, ministro de Pedro I el Cruel, se custodiaban desde entonces en la antigua basílica homónima, o de Nuestro Señor del Castillo, sita en el interior la fortaleza de Alburquerque, en lo que hoy se conoce como taberna, antes de ser trasladadas a la que todavía hoy se considera la verdadera iglesia del castillo, para finalmente, una vez desaparecido el culto en ésta última, llevarlas a la iglesia de Santa María del Mercado.
Mi buen amigo Eduardo Muñoz Gordillo, gran amante y conocedor de la historia de Alburquerque, experto en las cosas antiguas, escribe lo siguiente en el trabajo que publica en LA GLORIETA nº 66, de agosto de 2003 titulado “Las Santa Reliquias o la defensa espiritual de Alburquerque”: “Forman una serie de unas sesenta reliquias, muchas quizás traídas por las cruzadas desde tierra santa (…) Todas las modas afectan, y en 1568 se trasladaron éstas a un nuevo relicario renacentista ‘de plata zahumada de oro’, labrada al efecto, seguramente por el platero Alonso de Rama, siendo él mismo testigo del acta del traslado ‘de las caxas que estaban al otro relicario’ (…) El primitivo día de fiesta grande era el día de la Ascensión cuando se sacaban procesionalmente las reliquias, haciéndose ‘la bendición de los campos’…”.

La custodia de dicho relicario, de plata zaumada de oro, se realizaba por medio de tres llaves, “una la tenía el Señor Arcipreste, otra el Señor Alcalde Mayor y otra el Cavallero rexidor decano”.
Las Santas Reliquias eran muy veneradas por el pueblo de Alburquerque hasta mediados del siglo pasado que desaparecen del calendario religioso, conservándose, sin culto, tal y como tuve la suerte de verlas, en un armario de la casa parroquial, mezcladas entre otros objetos sagrados.

Se sacaba en procesión el día de Santa Mónica para conmemorar la fecha de 1760 cuando un rayo destruyó el polvorín del castillo. A ellas se acudía “por falta de lluvias ó por enfermedades que en este caso se hace procesión y el que lleva las Santas Reliquias pasa a la casa donde hay enfermo y la Vendice con ellas y así anda todo el Lugar aviéndose experimentado milagrosos efectos”.
Quien suscribe ha conocido de niño cómo el día de la Ascensión del Señor se sacaban en procesión para bendecir los campos desde el Recinto de los Portugueses, y más en concreto desde el Pico del Diamante, junto a la puerta del castillo.
En algunas ediciones del Festival Medieval hubo un acto consistente en sacar en procesión una copia de las Santas Reliquias.
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PORTADA: Procesión de las Santas Reliquias en el Festival Medieval/ FRANCIS NEGRETE
FOTO 2: Relicario donde se guardan las santas reliquias/ EDUARDO MAYA
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