Aureliano Sáinz
Despertó un enorme interés la palabra “sapalipanda” cuando, en una breve reseña del diario digital El Confidencial, se indicó que era de manera específica de Alburquerque. Lo curioso es que casi ninguno de quienes comentaron la noticia había oído hablar de ella, no solo en la propia familia sino también entre la gente del pueblo.
Dado que todo lo que suponga lenguaje y escritura me interesa especialmente, acudí el Diccionario Extremeño de Antonio Viudas Camarasa, profesor jubilado de la Universidad de Extremadura, nacido en San Esteban de Litera, pequeño pueblo de Huesca, para conocer el significado de esta palabra.
Pero antes de pasar a comentar algunas palabras nacidas en Alburquerque, quisiera dar algunos datos del autor de ese diccionario.
Antonio Viudas es doctor en Filología Hispánica. Una vez que se incorpora a la docencia universitaria de nuestra tierra, se apasiona por el lenguaje que utilizamos en las numerosas poblaciones de Extremadura, sean grandes o pequeñas, de modo que se embarca en la realización de un diccionario que recoja tantas expresiones dialectales que se hablan en la tierra de Luis Chamizo. Casado con una extremeña, reside en Malpartida de Cáceres, siendo en la actualidad miembro de número de la Real Academia de Extremadura.
Por otro lado, puesto que en la magnífica biblioteca de la Facultad de la Universidad de Córdoba en la que trabajo hay numerosos diccionarios, comprobé que allí se encontraba el de Viudas Camarasa, que, por cierto, fue publicado inicialmente en 1980, habiendo tenido tres ediciones.

De manera pausada, voy mirando las páginas del diccionario, desde la A hasta la Z, deteniéndome y tomando nota de todas aquellas palabras en las que se cita a Alburquerque, sea de manera aislada o compartiéndolas con otras poblaciones, aunque son casos aislados la segunda opción.
La verdad es que la mayoría de esas palabras nacidas en Alburquerque no las he oído nunca y, mucho me temo, que gran parte de ellas sean “palabras moribundas” (tal como se dice en un programa de Radio Nacional), es decir, que hayan quedado en el olvido para siempre y que solamente podamos verlas en libros o diccionarios como es este caso.
De todas las recogidas, hay dos que especialmente me llamaron la atención. Se trata, en primer lugar, de “solimán”, que, como bien sabemos, era la piedra de grano blando que fácilmente se desmoronaba y que su utilizaba para fregar. Lo cierto es que yo de pequeño creía que esta palabra estaba extendida por Extremadura y, sin embargo, solo aparece referenciado Alburquerque como lugar donde se hablaba.
La segunda es “lacha” que se asigna a Alcuéscar (Cáceres), cuando en nuestro pueblo la utilizábamos de manera frecuente, refiriéndonos a vergüenza o la falta de vergüenza. “Vaya lacha que tiene fulano”, podíamos decir en el sentido de la caradura que tenía. Pero lo más curioso de esta palabra es que, según el diccionario de la RAE, procede del romaní, lengua del pueblo gitano, y que con un sonido similar aparece en el sánscrito indio.
Como he anotado todas las palabras con sus significados correspondientes que se asignan a Alburquerque, para no extenderme más, voy a proponer una docena de ellas por si quienes leen este pequeño artículo las ha escuchado alguna vez y saben qué significan:
1) Abangao, 2) Amartiyao, 3) Apichar, 4) Arrepuñar, 5) Bacallote, 6) Garayo, 7) Hoñique, 8) Mingurrita, 9) Papandorria, 10) Rengo, 11) Saquilá y 12) Saratán.
De esas doce, solo me sonaban la 8 y la 10. “Rengo”, por cierto, aparece en el diccionario de la RAE, pero con un significado distinto al que nosotros empleábamos.
Bueno, espero tener suerte con cualquiera de esas palabras atribuidas a Alburquerque, de modo que no hayan desaparecido para siempre…, aunque, a decir verdad, me temo que el paso del tiempo las hayan hecho arrinconado y más aún entre los jóvenes a los que seguramente todo esto les suena “a chino”.
Visitas: 88
