ANTONIO MAQUEDA FLORES
Reconocer el nombre de un compañero en el rótulo de una localización concreta de la ciudad en la que vives es siempre ocasión para la alegría, y la sonrisa. “A ese hombre lo conozco yo”, piensas. Y si no solo lo conoces, sino que tienes el placer de compartir con él la pertenencia a un grupo de amigos (Los Combatientes, en este caso), resulta que dicho descubrimiento acaba siendo, además, un motivo de orgullo. No añadiré lo de “satisfacción” por no confundir los términos en el inicio de este artículo, que ciertamente no quiere más que ser la constatación de una alegría, algo así como describir una sonrisa que te encuentras al paso.

Fue una mañana de inicios de octubre que se prestaba al paseo, a la contemplación, al disfrute de esos pequeños placeres que tan pocas veces frecuentamos. En ello estaba este que suscribe cuando, al mirar al cielo -que amablemente desplegaba un cada vez más habitual esplendor otoñal-, vi un resplandor dorado que anunciaba el nombre de la calle por la que transitaba. Pero no, no era calle, sino Plaza la que rotulaban esos azulejos en ese rincón de la ciudad de Badajoz. “Plaza Gabriel Montesinos – Alcalde siglo XX-XXI”, reza (sin oración) el rótulo referido, a la vuelta de la Avenida Carolina Coronado, en el Barrio de San Fernando. Una plaza rodeada de un conjunto residencial que mira al Cerro de San Cristóbal, con ese impresionante Fuerte del mismo nombre.

Fuerte, como adjetivo, puede ser tomado por sinónimo de recio, curtido, resistente. Tres adjetivos que bien podrían definir a la persona cuyo nombre figura en el rótulo de marras. Un hombre de firmes convicciones, de probada valía y de un compromiso humanitario que debería ser más común, más practicado (este “mundo” lo necesita, lo está pidiendo a gritos en demasiados rincones de nuestro planeta Tierra). Como ha hecho y sigue haciendo Gabriel en Sudamérica, región que ha visitado en varias ocasiones haciendo realidad proyectos de cooperación y desarrollo. No es, a mi manera de ver, su dedicación como Alcalde de Badajoz el único mérito que atesora Gabriel Montesinos, siendo este desempeño como primer edil suficientemente destacado y merecedor de reconocimiento en un rincón de la ciudad. Sin embargo, considero -y así lo quiero recalcar aquí- que su calidad humana está por encima de cualquier otra consideración, por merecida y justa que ésta pueda ser.

De vuelta al reconocimiento, es curioso, al menos, que el homenajeado supiese de la colocación de dicho rótulo por un amigo, y no así por el propio Ayuntamiento que tomó dicha decisión. Cosas que ocurren… aunque no deberían ocurrir. La honra que se hace con el loable gesto debería acompañarse de la elegancia en los detalles. Vendría a ser la falta comentada como si, en una fiesta a Baco dedicada, no hubiera vino con que celebrarlo.
Y de vuelta a la Plaza a este gran hombre dedicada, quiero ahora expresar mi sentida consideración hacia la persona de Gabriel y sus hechos. Una persona que, en el grupo de Los Combatientes, junto con el resto de componentes del mismo, ha tenido a bien acoger a este humilde servidor con un afecto y calidad humana que dan buena cuenta de los valores de quien -de quienes- de tal forma actúan. Un grupo humano integrado hace unos meses en el Colectivo Cultural Tres Castillos, ese gran puntal del que Alburquerque debe sentirse orgulloso, pues es la bella localidad de poético nombre -Encina Blanca- la que motiva y recibe sus esfuerzos y dedicaciones.

En definitiva, pasaba por allí, por aquella Plaza, y una sonrisa vino a recordarme que son las personas, por encima de todo, las que merecen “la alegría”. A sabiendas prescindo de la palabra “pena” de la manida expresión, pues más a propósito viene la palabra positiva que la negativa -como de aquí a Lima- cuando de valorar se trata a una persona, Gabriel Montesinos, que, de manera sencilla y con una bonhomía muy destacable, dedicó mucho tiempo al servicio de sus conciudadanos, y aún lo hace con otros “conciudadanos del mundo”, quizá mucho más necesitados, a través de su mencionada labor humanitaria en Sudamérica.
Desde aquí, un abrazo y gracias por la sonrisa, por tu sonrisa, Gabriel.
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PORTADA: Gabriel Montesinos, en una comida del grupo Combatientes, este año, en Campo Maior.
FOTO 2: Placa con el nombre de Gabriel Montesinos en una plaza en Badajoz, donde fue alcalde.
FOTO 3: Gabriel, en su época en la alcaldía de la capital pacense.
FOTO 4: Montesinos, en una comida de los Combatientes en Mosteiros.
FOTO 5 Gabriel, en una de las acciones solidarias de la ONG de la que es responsable.
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