Desde el comunicado de ayer por la tarde, es normal que la gente se pregunte quiénes forman ese nuevo organismo de nombre rimbombante: “Equipo Directivo y Sanitario de los Servicios Sociales Residenciales del ayuntamiento de Alburquerque”, en el que se ha refugiado la alcaldesa y la concejala responsable de esa delegación para no responder ni dar explicaciones por el caso del usuario de la residencia Virgen de Carrión que padece sarna desde hace tiempo sin que la familia fuera informada de ello.
En nuestro pueblo, como en todas partes, se han dado a conocer los nombres y apellidos de quiénes forman el equipo directivo del colegio y del instituto, del club de fútbol, de las asociaciones, de cualquier organismo, pero, para no variar, no se conoce a los integrantes de ese Equipo Directivo que ha facilitado un comunicado sin que sepamos quién o quiénes hay detrás del mismo.
Pero, centrándonos en ese comunicado, es evidente que está detrás la mano del poder local porque el escrito entra en temas políticos. Es increíble que se diga en el mismo que el gobierno local no responde porque “no es un tema político sino sanitario y como tal el Ayuntamiento no es responsable de las acciones que como profesionales realizamos». Es evidente que se trata de escurrir el bulto porque el último responsable de cualquier servicio público es el gobierno, porque tiene que velar por el buen funcionamiento de los mismos, y ahora se quita la responsabilidad y se la carga a ese Equipo, que por tanto sería quién tuviera que vérselas ante la justicia, dado que el caso ya está denunciado por la familia del afectado.
Pero es que, además, si el ayuntamiento “no es responsable de las acciones” que realizan los profesionales, como asegura el comunicado en cuestión, por qué fue la alcaldesa la que mandó a llamar a Isabel Rodríguez, hija del afectado, y por qué la recibieron esta y la concejala Magdalena Carrasco, sin estar presente nadie de ese presunto Equipo Directivo. Y por qué la alcaldesa recriminó a la hija del afectado diciéndole varias veces que a ella “no le importa la salud de su padre”, palabras muy duras y de una insensibilidad vergonzante, además de falta de empatía e incluso muestra de crueldad.
Pero vamos a la cuestión, aquí la única persona que ha enseñado papeles para demostrar la enfermedad de su padre, que el comunicado pone en cuestión, es la familia del afectado. Nosotros hemos tenido acceso al documento de la doctora que, con fecha del 11 de febrero pasado, dice lo siguiente: “Paciente de 91 años que ha presentado sarna, que se ha tratado a él y al resto de convivientes del centro en que está institucionalizado. Presenta persistencia de prurito por lo que está tomando medicación oral y se ha dado nuevamente tratamiento tópico para la sarna”.
Fíjese el lector que la fecha del informe es del 11 de febrero, y ya dice que el paciente había sufrido sarna y se había tratado a él y a otros usuarios de la residencia, y la carta que Isabel Rodríguez remitió a esta revista es de 8 días después de dicho informe. Entonces, ¿cómo dice ese supuesto Equipo Directivo que no tenía conocimiento de que el paciente presentara sarna y cómo dice que “parece raro que estemos ante un caso de sarna porque solo se ha manifestado en un usuario de la residencia”?
¿Puede garantizar ese Equipo que solo se ha dado un caso de sarna en esta residencia?
Aquí no vamos a poner en cuestión el funcionamiento de las residencias locales ni la ardua labor que está desempeñado el personal que trabaja en las mismas, a veces sin cobrar sus sueldos en dos y tres meses, y tampoco la familia del afectado por sarna ha puesto en entredicho el trabajo del personal, sino que ha sido respetuosa con los profesionales a quienes no ha culpado en ningún momento. Isabel Rodríguez ha hecho lo que cualquier buena hija haría: denunciar que su padre padece una enfermedad de la que no ha sido informada. Pero ella ha ido directamente a quien tiene la responsabilidad real del buen funcionamiento del servicio, el ayuntamiento que es, para lo bueno y para lo malo, el máximo responsable. Y no solo para lo bueno, porque nosotros aplaudimos la labor social de las residencias y el logro político de ponerlas en marcha, pero precisamente para que marchen bien hay que reconocer los errores, y no esconderlos.
Y lo que no se puede hacer de ninguna manera es poner en cuestión la buena fe de una familia y culparla, como siempre que alguien alza la voz, de utilizar la política. Esperemos que esta buena familia no pase a engrosar la «lista negra». Afortunadamente, cada vez hay más gente que no calla ante las injusticias y es que no se pueden poner puertas al campo. Y la siesta se acaba…
(Si alguien quiere conocer con detalles todo lo ocurrido, puede entrar en el muro de facebook de Esmeralda Valle Rodríguez, nieta del afectado y joven honesta, clara y valiente y que, por cierto, escribe muy bien).
https://www.facebook.com/Esmediegolucia/posts/3634756083232737
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Portada: Ayuntamiento de Alburquerque.
Foto 2. Brazo de Juan Rodríguez, afectado por sarna.
Foto 3: Marisa Murillo, alcaldesa
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