sábado, diciembre 14, 2024
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¿SE PUEDE? HASTA EL CORRAL (Undécima entrega)

By RAMIRO

Querido nieto.- ¡Cómo viene la ribera! Por si la pitá dada en los toros fuese chica, nos viene, dichosamente, la pregunta de Píriz en el Congreso. ¡Hasta dónde hay que ir a pedir cuentas de tan pequeño terruño! Jamás habrase visto cosa igual. Cada día estoy más convencido de que el tiempo se acorta para que nuestros mandamases locales, por su falta de transparencia, de eficacia y de honestidad, sean un problema para el vecindario. Por lo primero, los toros, vaya una imagen chabacana y burda en espectáculo de tantísimo colorido. Por lo segundo, me encanta que por fin alguien, Píriz, se pregunte también por el indulto al gerifalte caído y, más importante, por el tema de las cuentas municipales que nos tienen sucumbido en tal desolación y ruina que hasta me pregunto si tendrán pecunio para papel higiénico. Con enorme pesar te lo expongo: nuestro futuro es incierto; con la esperanza puesta en que la nueva era municipal sea mejor, concentremos nuestras fuerzas en este presente chungo que ante nuestros ojos tenemos. Ah, y tú no me interrogues más sobre si olvidé nombrar a tu churri. Todas, reina y damas, muy monas, pero por ser algo natural y fuera de nuestro alcance – nadie es guapo por antojo-, y por respeto a quienes no lo somos, debería cesar ese culto. Lo siento, es mi pensar. Al ser humano hay que respetarlo y honrarlo por su valía, no por su lindura. Y prosiguiendo con mi “CRÓNICA SOBRE LA IRREFUTABLE IDIOSINCRASIA… //”A propósito de publicaciones, tuvo lugar algo insólito: una revista existente por aquellos entonces La Glorieta, fue “autosecuestrada” por su editor. Fíjese, qué curioso, te saco a la luz y te retiro, una especie de metesaca que conllevó arrepentimiento. Eso sí, y ahí vino la torpeza, no sin antes dejar rastro de su contenido. Nunca faltaron hechos por los que avergonzarse. Pudo ser aquel un momento en que sus mandamases pareciesen estar poseídos por un final maléfico. Pero para los tiempos malos siempre hubo un remedio infalible en Puerto del Albahacar: fantasear con la creación de residencias, del tipo que fueren: sociosanitaria, geriátrica, de discapacitados… Diríase que todo valía para anunciar después el número de puestos de trabajo municipales que iban a acarrear. Nunca sin quedarse cortos, por poner un ejemplo, lo mismo los pisos tutelados creaban 50/60 que la de discapacitados otro tanto, con su broche: amparados por el consistorio. Y estando él como para ser socorrido, lo mismo hoy anunciaba en pleno que mantenía por encima de la campana gorda los precios públicos que al mes próximo, con una enorme alegría, por no decir cara, los subía alegando que no llegaba la soga al pesebre. Algo muy normal en esa casa, llámele el lector falta de previsión, improvisación, o simplemente incompetencia // (Continuará). Por todo lo cual, yo, si potestad tuviera, a nuestros gerifaltes locales les recomendaría la lectura guiada en grupo, con la consiguiente obligación de “asimilar” lo leído, de aquello que dijo Maquiavelo en su obra El Príncipe, allá por el año 1513: “Tanta es la distancia entre cómo se vive y cómo se debería vivir que quien prefiere lo que se hace a lo que debería hacerse, más camina a su ruina que a su consolidación”, insistiendo en lo leído una y otra vez de cara a que tomasen conciencia, por ejemplo, de los sueldos adeudados; no que, por el contrario, toman como modelo al papa Alejandro VI de quien el mismo autor expuso: “jamás pensó ni hizo otra cosa que engañar a los demás”. ¡Toma castaña! ¡Cuánto de ambas actitudes ha habido, y sigue habiendo, en Puerto de Albahacar! De ahí que te advierta de la cercanía del apocalipsis local, con peo municipal con voladura. ¡Anda jaleo, jaleo, ya se acabó el alboroto y ahora empieza el tiroteo (bis)! Federico García Lorca, Grande entre los Grandes, allá por 1931, cuando le gustaba acompañar al piano a La Argentinita. Y no quisiera relegar en el tintero el pormenor impolítico, llevado a cabo por la nueva Mandamás y su edil de deportes, precisamente, faltando al hermosísimo homenaje que Adifisa rindió a nuestro apreciado atleta local que tantos deleites nos ha proporcionado. La tinta vendrá colmada: la única discapacidad existente en el ser humano es su incapacidad de amar, justo la demostrada con sus ausencias injustificadas. Lo organizase quien fuese, José María debe estar siempre por encima de eso.

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