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SER REBELDE

AURELIANO SÁINZ

“Las rebeldes rechazan los mendrugos que lanza la mano del opresor”.

Ser rebelde lleva la vida entera, borrarte los privilegios de la piel, inscribirte en la soledad del desacuerdo, dejar atrás a los usurpadores….

No hay premio a una rebelde más allá de poder regar sus flores en el tiempo que apropia, salir a dar de comer a las aves una mañana donde el capital devora, sonreír con los dientes maltrechos ante la desventura del desayuno, ser indigente en la casa que nadie sueña.

Las rebeldes saben de qué están hechos los premios, rechazan los mendrugos que lanza la mano del opresor.

Una rebelde tiene como único premio la vida, porque de ella nadie se apropia, en ella nadie la usurpa, porque es la única tierra propia de cada rincón donde duerme.

Su rebeldía alcanza siempre a cobijar el desánimo del progreso y si de paso una rebelde tiene la alegría en soledad, ha vencido al mundo.

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Quisiera dedicar este hermoso poema de la gran escritora iraní de nacimiento Doris Lessing, premio Nobel de Literatura en el año 2007, a todas las mujeres y hombres de Alburquerque que a lo largo del año que finaliza han luchado denodadamente ante la increíble opresión vivida en sus propias carnes por algo tan sencillo como es la defensa de sus propios derechos y de la libertad de un pueblo humillado a unos límites inimaginables.

Son ellas y ellos los que encienden, en medio de la profunda oscuridad, la luz que un día nos indicará que comienza la larga senda que es necesario recorrer para reconstruir, tras las ruinas y despojos dejados por los opresores, embaucadores y usurpadores, un bello pueblo que nunca mereció ser sometido a tamaña afrenta.