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LA DISTANCIA DE ALBURQUERQUE

MANIFIESTO DEL GRUPO DE TRABAJADORES MUNICIPALES, 26 NOVIEMBRE

 

Ni siquiera sufrimos un menosprecio “cool” como Murcia o Lepe o Albacete, de quienes al menos se bromea. No figuramos apenas en el conglomerado célebre de la España Vaciada, cuando se citan agrupaciones y sitios. Ni tan siquiera se ríen de nosotros como extremeños, solamente nos ignoran. Solo y tanto nos ignoran. No hay foco que alumbre las desgracias, aunque sea para mofarse y salir un poco en la foto. Simplemente nos apagan la luz.

Nos roban la luz. Mi padre es electricista y lleva casi un año sin cobrar. 11 meses. No arregla la luz para una empresa. Arregla la luz para el pueblo, cuida la luz de Alburquerque.   Evidentemente no todo, ni solo, no es el único. Podría enumerar de forma más o menos cursi las bondades de mi padre. Por su puesto que es mi padre, pero yo tampoco soy tonto, no tanto. Podría enumerar de forma más o menos cursi las virtudes de mi padre, pero creo que no hace falta. No hace falta ser decente, esforzado y educado, generoso. Para cobrar. No hace falta nada de eso. Basta con trabajar. Bastaría para cualquiera.

Uno trabaja, hace su parte y le pagan. Fin. Pues no. En Alburquerque no. Yo soy de Alburquerque, porque nací aquí (lo pone en mi DNI), crecí aquí y aquí he vivido mucho tiempo y sigo viniendo cada vez que puedo, cada vez que las circunstancias y el trabajo me lo permiten. Yo ahora vivo fuera y cobro por trabajar, qué lujo. Aquí en el pueblo lo he pasado bien, mal y regular, pero sobre todo bien, muy bien. Porque casi toda la gente que quiero y que me ayuda en la vida y en las cosas pasan por aquí. Por este pueblo. Por eso me duele tanto la indiferencia, casi tanto más que la injusticia. No termino de entender la dejadez, la pasividad y la distancia. Sobre todo, la distancia.

La distancia de Alburquerque con Alburquerque. No termino que entender que el tiempo que se tarda en bucear una red social, darle a “me gusta” a una publicación o compartirla, no se vaya un rato a la plaza, a la carretera o al ayuntamiento, donde sea que se reúnan, para ayudar. Que el pueblo no es tan grande. Que no hace tanto frío, ni llueve tanto, ni en verano se citaban a las 3 de la tarde. Que eso sí, como aprieta el calor en Alburquerque, en pocos sitios.

Los trabajadores que no cobran, pero no protestan, también se beneficiarán de las soluciones cuando se consigan, como debe ser, aunque tenga un lado frío, triste y gris. Un lado que no quiero llamar egoísta y por eso no lo hago.

Alburquerque está lejos de Madrid, está lejos de Mérida, de casi cualquier parte, pero sobre todo está lejos de sí mismo. No hay política. Ojalá nos usasen más políticamente, qué más quisiera yo que nos manipulasen y utilizaran todo el rato para fines partidistas, si entre tanto conseguimos el dinero que nos roban. Su dinero. Nuestro dinero. El dinero que cambiamos por vivir y trabajar. Hay 200 familias que trabajan y no cobran. 200 familias que no gastan en comercios de Alburquerque el dinero que sus gobernantes le roban al pueblo. Quienes mandan te roban, nos roban y eso no es política, ni ideología, es la nómina en el banco o el hueco en tantos sitios.

Se puede imprimir esta metáfora.

No voy a entrar en la arrogancia, el autoritarismo, el abuso, la extorsión y la mentira cutre, que como lujo se puede permitir quien ostenta gobierno. Quien manda y sí sigue cobrando. El que tiene poder puede no solo engañar al personal, si no hacerlo de forma perezosa e ingenua, soberbia, cruel. Está mal engañar a la gente, tratarnos como idiotas es aún peor. Aunque no pagar lo que se debe ni si quiera es un engaño, simplemente es un robo. Un robo público de los jefes al pueblo. Del dinero de todos a todos.

Directamente a las familias implicadas, indirecta y rápidamente al resto que se perjudica de aquello que no se repone y del dinero que deja de gastarse aquí. No voy a entrar en quien estando al mando, en quienes estando al mando alargan la agonía con su sola presencia. De hecho, irse, dimitir, apartarse, sería lo enormemente generoso que una buena persona haría. Irse sería un regalo de tiempo y de contribución a la salud de todos.

Quizá hasta de sí mismos. Si no puedo solucionarlo ya y con cualquier demora el sufrimiento se estira, lo único honrado es quitarse de en medio. No alargar el dolor también es empezar a eliminarlo. Si tienes una avería, al menos échate al andén para no provocar más accidentes.

Lo que ocurre no es absurdo, lo que ocurre tiene mucho sentido, un sentido trágico. Lo que ocurre es triste y doloroso. Me dirijo a los adultos y lo que está pasando es intencional, por acción u omisión, lo que hacemos o no hacemos, donde vamos o no vamos tiene consecuencias. Cada uno tiene sus motivos. Pero los motivos no evitan las consecuencias, desgraciadamente no. Tener razón no te da derecho. Los derechos se reclaman, se consiguen y se pelean, cada día, para no perderlos para ti y para los que te importan. Al final, si tú eres del pueblo, el pueblo es tuyo. Porque en el fondo preservar los derechos, respetar los derechos es un coñazo. Cobrar por trabajar es un coñazo, protestar por no cobrar es un coñazo.

A tope con el volcán de La Palma, pero tu vecino está en Cáritas. Puedes ponerte al final, de lado, aplaudir bajito y apretarte bien la mascarilla hasta las pestañas. Pero ve y quédate un rato solo es eso. Y es muchísimo. Es casi todo. No seas tú, no seas nadie, sé bulto. Yo lo he hecho, lo de los rincones escondidos, los aplausos y todo eso. No hay que ir siempre ni hay que ir nunca.

1 siempre es mejor que 0 y algo mejor que nada. Cada uno lo que pueda es perfecto. El pueblo se rompe, se agrieta, se seca y se moja, se vacía, se mancha y no se limpia. Las infraestructuras, las calles, los caminos, la basura…las ganas. Nos están robando el pueblo. Nos están pudriendo, borrando, el pueblo. Mi padre que lleva 11 meses sin cobrar y tuvo que decirme que “no sé, si te apetece puedes escribir algo, si no quieres no, pero bueno si te apetece, está bien, hay gente que lo hace y nos ayudaría”.

Alburquerque: “si te apetece está bien, hay gente que lo hace y nos ayudaría”.

Que no nos quiten lo que entre todos construimos cada rato.

Un abrazo a todos los alburquerqueños buenos que sois muchos. Los otros… no son tan altos.

Fdo: El hijo de Gaudi, el electricista