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Murillo pretende convocar un pleno el día 25 y presume de que van a entrar nuevos concejales

Aunque no hemos conseguido el testimonio de nuestra fuente principal, sí hemos hablado con varias personas, una de ellas cercana al gobierno local, y todas señalan que la alcaldesa pretende convocar un pleno el próximo jueves día 25 y presume de que van a entrar nuevos concejales. Murillo incluso ha comentado que “muchos se van a quedar blancos”, como riéndose encima de la situación extrema de muchas familias y del pueblo en general.

Podrían entrar como máximo tres y es seguro que al menos uno lo hará, el más mayor de todos los de la lista, con más de 80 años, pero eso no les serviría para nada y la alcaldesa ha dejado caer a su círculo más cercano que van a ser los tres.

Murillo y Vadillo les necesitan ahora más que nunca porque de no contar con cinco ediles, en el pleno de diciembre forzado por Ipal y PSOE se quedarían ambos sin sueldo, y eso parece que es lo único que les interesa, aparte de que no se conozcan las barbaridades que han hecho con el dinero que entraba en el ayuntamiento y, por supuesto, el afán de poder enfermizo del ex alcalde, porque sin su presión, la alcaldesa y Santalla ya habrían dimitido.

El caso es que es evidente que los nuevos concejales no entran para resolver los problemas de Alburquerque, sino todo lo contrario, para evitar la solución que empezaría a llegar cuando dimita Murillo y se disuelva el ayuntamiento. Por tanto, esos nuevos y temerarios vecinos serían cómplices del régimen y tendrían seguramente que pasar por los tribunales al igual que lo harán Vadillo, Murillo y Santalla. Es por ello nauseabunda la insistencia del ex alcalde para que entren y ponerlos en la situación más complicada de sus vidas, porque es seguro que se arrepentirán de sus decisiones. Un hombre con más de 80 años, que debería vivir tranquilo con su familia, y se mete en la boca del lobo, es algo inaudito e incompresible ¿Por qué lo hace?

Además, Murillo quiere hacer el pleno a puerta cerrada de nuevo para evitar la presión y como muestra de su odioso desprecio a las leyes y a la democracia en sí.