Pulsa «Intro» para saltar al contenido

A Emilio “Tronera” en el V Aniversario de su muerte

ANTONIO L. RUBIO BERNAL

“Es una niebla espesa que se mete en los ojos, que destruye la voz y lo arrincona a uno definitivamente; bueno, definitivamente no, tan sólo hasta que uno se siente sin amor”, M. Benedetti, refiriéndose a la muerte.

Cinco años después y dando gracias al don de la palabra por permitirme expresar todo aquello que siento, el dolor de tu pérdida, aunque perciba que te no importe que te recuerde a diario.

Cinco años después y no te vuelvo a encontrar, salvo en mi memoria, agradeciendo a “Ramiro” que cada vez que cojo la pluma escriba contigo en mi mente, pareciendo que yo vivo en ti y tú en mí.

Cinco años después y me repito a mí mismo que no fue mucho lo que hice por ti en vida, puede que ni siquiera lo que pude o debí; siempre quedan arrepentimientos, pero con conciencia clara de que fuiste el hermano al que más amé.

Cinco años después y comprobando lo que tantas veces te escuché: “la vida son cuatro días y el más allá no ofrece garantías”, “que te cojan otros males pero no la envidia” o la que tanto te gustaba de tu adorado Cervantes, “Adonde interviene el favor y las dádivas, se allanan los riscos y se deshacen las dificultades”.

Cinco años después y sigo velando por tu memoria como hermano, cada día más sólo, sin retorno a los comienzos, conformándome con todo lo bello que tuvo la vida que vivimos juntos, los instantes felices, las risas causadas…

Cinco años después y aún significando tú tanto en mi vida, recordándote a diario, añorándote, querido hermano; prefiriendo soñar contigo para al día siguiente no acatar tu ida de por siempre.