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Luz de gas

JUAN ÁNGEL SANTOS

“Cuando hagas algo noble y hermoso y nadie se dé cuenta, no estés triste. El amanecer es un espectáculo hermoso y sin embargo la mayor parte de la audiencia duerme todavía.”. John Lennon

Alburquerque se despereza tras una larga noche de insomnio, de una vigilia alterada sin reparo ni descanso, de una oscuridad pactada de antemano. El alma vendida con urgencia como un Fausto o un Dorian Grey, descubre ahora aquel falso y oneroso acuerdo y reclama su independencia. Los sueños prometidos se tornaron pesadillas, y la cordura imaginada ha resultado ser el ridículo retrato de un delirio fugaz.

Alburquerque se durmió sobre un confortable lecho de esperanzas que, como plumas ingrávidas, acogieron un cuerpo fatigado y menesteroso. Al amparo de una tenue luz de gas y con el libro de la fatalidad entre sus manos, se embarcó en la nave de Morfeo con la certeza de arribar a las costas de utopía. Aquel barco, hoy encallado, tras una tempestuosa travesía a ninguna parte, es el testimonio y la tumba de una inmensa farsa. El sueño de la necesidad produce monstruos.

 

Alburquerque despierta incrédulo e inquieto, presuroso y palpitante. No hay tiempo para tomar un café. Las últimas páginas de aquel libro hipnótico y sedante, que nos llevó de la necesidad a la obediencia, de la veneración al espanto y de la fantasía a la alucinación, escondían el encriptado mensaje de la rebeldía.

Aquel epílogo que pretendió ser eterno se tornó tedioso, infecundo, amenazante y aterrador, pero como la caja de Pandora, también destapó la esencia de un tiempo distinto. Probar la tentación conduce al pecado, este al castigo y finalmente, a la redención. Hay que cambiar el guion, elegir una temática alternativa, buscar un nuevo libro en la estantería o, por qué no, escribir nuestra propia historia.

De la precariedad surgió el caos y de la necesidad brota el orden. Alburquerque ha roto su pacto con el maligno. Recobra su alma y rescata su libertad. Ha perdido el miedo a dormir y su temor a despertar.

Solo ha sido una mala noche… es hora de descansar.