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REFLEXIÓN DOMINICAL: A ti, periodista en ciernes

ANTONIO L. RUBIO BERNAL

¡No volví a estar al tanto de ti! Me preguntaste, educadamente, el cómo

pero, hasta hoy, ¡sin noticias de tu obrar! Ansioso estoy de tenerlo en pantalla y leer

uno de esos relatos que, según tú, tanto gustan en el instituto.

Te imagino en tu buró, frente a tu PC, plasmando en la “screen” uno de esos textos que pudiesen gustarte: A la tarde le quedaba escasa luz, y la que restaba, comenzaba a oxidarse… No lo olvides, escribir debe ser como leer, un placer. Yo lo aderezo siempre con música; en estos momentos escucho a Eric Clapton, My father’s eyes, (/…entonces el filo dentado aparece, a través de las lejanas nubes de lágrimas, ahora soy como un puente que se llevó el agua, mis cimientos estaban hechos de arcilla…/). De voces femeninas actuales me deleito con Vega, Rozalen, Soleá Morente…

¿Sabes qué pienso?

Tendré lectores de todos los gustos y condición, incluidos aquellos interesados, políticamente, en saber qué expondré en la cita de hoy. Algo les agradezco; sentirme espiado no deja de ser un acicate a la hora de expresarme. Yo me cuido mucho; mis conocimientos de Derecho me salvaguardan. Nada presuntamente injurioso encontrarás jamás en mis artículos. Toma nota, si quieres ser crítica algún día.

-¿Deseas conocer el juicio que me merecen?

Sobre sus espaldas declino la culpa de haber convertido un idílico pueblo en un lugar con un ambiente hostil a la libertad de expresión. Dos mundos opuestos, partidos a la mitad: el de los vadillistas y el nuestro (el de los insurrectos o insurgentes –como prefieras llamarlo-), discretamente in crescendo, pues de siempre la desesperación le ganó el pulso al miedo – ¡difícil resulta comer sin recibir tu salario, y no robar!-. Pero hoy les toca darse con un canto en los dientes. Ni gerifaltes, ni conciliábulo, ni “Fortín del Luna”, ni “Cerco del Reaño” –para noviembre la primera convocatoria: “por la decencia en el gobierno local”, ¡fenomenal!-, ni incluso “La Proterva”; nada de nada encontrarán, salvo lo que nos concierne a ti y a mí. ¡Absténganse tacharme hoy de monotemático! Tristemente hay mucho miedo en su seno; entra en Facebook (“Comenta sus artículos”) y comprobarás que la gente no emite juicios de opinión cuando el tema es espinoso, pudieran encasillarte; y por si quieres vacunarte contra desazones, asimila desde este momento que incluso a veces no indican “me gusta” ni los mismos elogiados por sus iniciativas. ¡Qué desaire!

¿Que cómo me siento al escribir?

Trato de ser creativo en función del interés. Por gustarme el realismo mágico, mezclo con frecuencia lo real con lo fantástico (llevo a gala la herencia que me legó “Gabo”). Mis escritos, en esta página, no tienen género; la temática es variopinta, centrada casi siempre en la actualidad que ofrece Abu-al-Qurq -¡qué pena no haber gozado de un pueblo con nombre en árabe!-; el tono lo estampo según contenido. Con las ideas soy muy riguroso: primero, formarlas, tras recopilar información; después, ordenarlas; paso a escribirlas; y por último, las reescribo al cabo del tiempo, momento que aprovecho para la corrección, y añadir alguna nota, si fuese menester. Créeme, no me resulta fácil; desconozco cómo resolverán el lance otros. Ser consciente de las limitaciones es muy importante; quienes se sienten superiores, perfectos, controladores de todo, tan seguros de sí mismo, con mirada altiva y pose altanera… esconden algo.

¿Qué dónde voy?

Me resulta infantil tu curiosidad. Dame licencia, por favor. Un año más nos visitan las grullas, motivo para brindar con cava en mitad de la explanada de nuestro campo, entre yucas y palmeras; una de esas escasas conductas espontáneas que me permite mi pareja desde hace treinta y siete años: bailar de alegría. Es broma. Son ya muchos años recibiéndolas a la llegada del otoño. Si de siempre resultó difícil recuperar lo perdido – ¡en amores, ni te digo!-; ellas, cada año, nos ofrecen la oportunidad de volver a reencontrarnos. Incluso te diría, de mayor se disfruta más el momento.

No te he dicho, topé con la última novela que me secuestró durante varios días. En ellos di cuenta de sus trescientas y algo de páginas en un plis plas. ¡Adoro tanto esos momentos! Fue tanta la adrenalina que dejé las treinta y tantas últimas hojas para el sábado por la tarde, con mi café y un trocito de chocolate negro con frambuesas y nueces sólo para incrementar el goce -hay que deleitarse; con los años descubrirás que vivir resulta efímero-. Si opto por autor que desconozca, lo hago bajo mi propio criterio: me informo de su persona, valoro su trayectoria y consulto su obra en la biblioteca; en función del fondo bibliográfico, opto o no por leerlo. Me chifla leer la obra completa: conocer su autor, su temática, su estilo, sus intereses y postulados… Una pasada.

-¿No la visitas?

¡No tienes perdón de Dios!, diría mi madre. Yo, gracias a la local de Villanueva de la Serena –la calificaría de muy buena-, conozco a Espido Freire (La diosa del pubis azul, ¡sensacional!), a Ana M. Matute (Primera memoria), y ¡tantas y tantas otras! (A. Grandes, C. Posadas, C. López Barrio…). Me gusta mucho leer autoras; escribís de modo diferente; habláis mejor de lo íntimo. Jamás olvidaré El segundo sexo, de Simone de Beauvoir, 1949, para mí la mejor explicación dada sobre “no se nace mujer; hay que llegar a serlo”. Debiera leerla todo el planeta fan del radfem, feminismo radical, muy dado a remover logros y mostrar inopia.

Presumo que ya habrás descubierto en tus pinitos literarios que no todas las palabras expresan lo mismo; de algunas notarás cómo acarician, otras cómo mecen, cómo definen o cómo sintetizan, pero muchas otras humillan, deshonran o, incluso, despiertan odio. A las palabras las creo, a las personas no. La gente miente mucho. En este mundo reina la hipocresía; sólo nos queda una parca fracción de verdad.

¿Has pensado en ello?

Fíjate en nuestra alcaldesa, por no ir más lejos. Ha logrado tal cota de falsedad que pareciese que huye de la verdad. Como si le molestase. No sabe uno ni qué creer de lo que expresa en los plenos. ¡Qué pena! Ves echando a tu memoria las que más te marquen, la adolescencia es una etapa idónea para retener lo que más te choque.

¿Y qué opinas de los sueños?

Difíciles de controlar, aligeran responsabilidad, ¿verdad? Hace unos días me desperté yo soñando. Trataba de saber dónde estuve tras visitar el limbo. ¿Te hablaron de niña de este incierto lugar? A mí, mis hermanas, con él, me metían miedo. El dichosito “limbo”. ¡A él vas a ir!, me increpaban; y sentía aprensión. ¿Te inquieta saber cómo terminó? Fue la silueta de la “mole pétrea” la que me reveló dónde habían ido a parar mis huesos la noche anterior. A decir verdad, escribiendo trato de no perder el respeto a la realidad, aunque me encante jugar con ella; y aún menos creerme por encima de la misma, por más que mis artículos pudiesen gustar y yo haya nacido en villa con alza y punto de mira dominante –fueron otras épocas; el hoy es diferente-. No es recomendable que la altivez y la tenebrosidad se apoderen de nuestras almas; preferible es la luz clara que arroja el intento, la inofensiva sensatez del fracaso; justamente lo que espero que trates de aplicar en tus escritos sobre lo que se te ocurra, suceda o imagines. Ya ves, justo lo que yo he intentado relatar aquí: mi música, mi público lector, mi pueblo, mi escritura, mi pareja, mis lecturas, mi idea de la verdad, mis sueños, sin olvidar que hoy sólo escribo para una admiradora (según confesión propia): ¡tú!; pues haz lo mismo, escribe de lo que más rabia te dé o se te venga a la cabeza, pero siempre siendo tú misma, que no te importen las contradicciones (todos las tenemos -¡pues anda que yo!-); confórmate con quien eres, hazme caso, con tus vicios y virtudes, tus manías y defectos (las imitaciones no realizan, frustran; devienen en ocasión perdida), teniendo siempre claro que escribir es una oportunidad única que nos brinda la vida para regocijarnos y ejercer nuestra valiosa libertad.

Sería muy adecuado recibir tu respuesta.

Cuídate en estos tiempos difíciles. Eres joven, pero piensa en los demás.

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Portada: Antonio Rubio, con su hermana Paqui y su cuñado Nono, en una fiesta de la mascarrá en San Vicente.

Foto 2: Concentración de trabajadores municipales por los impagos de salarios.

Foto 3: Antonio, con la abogada Luisa Maya, presentando su obra sobre El fuero del Baylío.

Foto 4: Con su “lady” Carmen, y con Gloria del Pozo, en un Encuentro de AZAGALA.

Foto 5: Uno de sus libros de cabecera, El segundo sexo, de Simone de Beauvoir.