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Oficios, profesiones y cargos

Por AURELIANO SÁINZ

El reciente nombramiento del exalcalde para que ocupe el cargo de ‘asesor portavoz’ del Consistorio de Alburquerque, y su aceptación en una insólita comparecencia, nos sitúa ante una enorme anomalía, ya que estoy seguro no hay precedentes en otros municipios con esa misma denominación de ‘asesor portavoz’ (al menos yo nunca la he conocido).

Como todos sabemos, fue condenado en firme por el Tribunal Supremo a dos años y medio, al tiempo que la Junta Electoral sentenció que no podía encabezar una candidatura en las elecciones del 26M puesto que la condena le inhabilitaba para ejercer un cargo público.

Uno no deja de salir de su asombro al pensar que si esa condena le impedía ostentar simplemente el nombramiento como concejal, en cambio sí puede serlo nada menos que como portavoz con un sueldo público, es decir, pagado por todos.

No es de extrañar, pues, que en la última encuesta del CIS se sitúe a ‘la clase política’ como segundo problema de nuestro país, con un 38,1% de indicaciones de los consultados.

Y es que, aparte de los casos de corrupción que han minado la confianza de los ciudadanos, existe una percepción generalizada de que quienes entran a ejercer algún cargo político se encuentran en una situación de claro favoritismo con respecto al resto de la población en muchos sentidos; aunque esta apreciación sea claramente injusta con la mayoría de quienes ejercen cargos públicos con toda corrección en nuestro país.

Dado que no me quiero extender en un análisis generalizado del tema, quisiera centrarme en el singular caso de lo que acontece en nuestro pueblo, de modo que lo plantearé desde el punto de vista de la confusión que se produce entre el concepto de profesión y el de ejercicio de un cargo, pues, en la práctica, se dan situaciones de cargos públicos que se ‘profesionalizan’, ya que terminan buscando el modo de perpetuarse como si tuvieran ‘una plaza en propiedad’.

En el título de este artículo he comenzado por el término oficio, hermosa palabra que honra a hombres y mujeres en sus trabajos, ya que supone la dignificación de la labor que llevan a cabo en un determinado ámbito o especialidad. De este modo, cuando decimos de alguien que ‘ejerce bien su oficio’ nos estamos refiriendo a que lo realiza cargado de experiencia, entrega y honradez.

Pero, como suele suceder con las palabras de nuestra rica lengua castellana, sus vocablos tienen varios significados. Así, el empleo habitual de ‘oficio’ se lo solemos atribuir a aquellos trabajos que tienen una base física y manual, como pueden ser los oficios de panadero, carpintero, herrador, albañil, segador, ganadero, etc.

En el campo del arte, tal como lo expresé en La deuda, sería a partir del Renacimiento cuando comenzaron a pintarse a hombres y mujeres en sus vidas cotidianas, en sus labores, en sus fiestas, etc., pues ya no eran solo la nobleza o el alto clero los que encargaban los cuadros, sino que también la naciente burguesía estaba interesada en la adquisición de obras de los talleres más afamados.

Es la razón por la que he querido ilustrar este artículo con un bello cuadro, La fragua de Vulcano, de nuestro genial Velázquez, que puede verse en el Museo del Prado. Y aunque la escena tenga una base mitológica, pues representa el momento en el que el dios Apolo aparece en el taller de Vulcano para comunicarle que su esposa, Venus, ha mantenido relaciones con Marte, lo cierto es que en la fragua se encuentran trabajando cuatro herreros acompañando a su maestro en este oficio.

Otro trabajo que representó Velázquez es el que llevaban a cabo las hilanderas, cometido eminentemente femenino, aunque, en este caso, la obra se aleja de toda componente mitológica para presentarnos en el cuadro, despojado de todo idealismo, a un grupo de mujeres en un taller desarrollando este oficio. (De este magnífico cuadro muestro un fragmento en el que aparecen dos mujeres hilando.)

No me resisto a incluir dentro de los cuadros que representaban los oficios el que realizó el pintor holandés Vermeer en el siglo XVII. Se trata de La lechera, lienzo de gran belleza por la sencillez con la que nos muestra una escena en la que se dignifica este trabajo femenino.

Conviene apuntar que los oficios, tradicionalmente, se adquirían con el paso del tiempo tras entrar como aprendiz en el taller o en la tienda, cosa que sucedía siglos atrás en los talleres de pintura.

Si pasamos a lo que actualmente entendemos como profesiones, conviene tener presente que este término se suele emplear con dos significados: de una forma amplia, refiriéndose a cualquier trabajo que se realiza de manera regular y que da lugar a una cierta especialización. También se suele aplicar de modo más específico cuando se alude a la titulación que uno ha adquirido y que le sirve como base para el ejercicio laboral. Esta formación, en nuestra sociedad tecnológicamente desarrollada, se logra a través de muchos años de estudio y de preparación, pues para ciertas profesiones se necesita estar altamente especializados.

En el campo de las profesiones, por otro lado, podemos entenderlas desde el punto de vista del ejercicio liberal o al servicio de la Administración pública, por lo que en este segundo caso podemos hablar de funcionarios.

Puesto que el arte también nos informa, histórica y visualmente, de las temáticas que vamos abordando, quisiera mostrar el fragmento de un cuadro que creo que es de los primeros que presenta el ejercicio de una profesión, tal como hoy la entendemos. Se trata del que lleva por título La lección de anatomía del Dr. Tulp, que pintó Rembrandt en 1632, cuando solo tenía 26 años.

Este lienzo de grandes dimensiones, y del que selecciono la parte central del mismo, fue encargado al pintor holandés por el muy potente gremio de los cirujanos de la ciudad de Ámsterdam. Como puede entenderse, estos gremios del siglo XVII fueron los antecedentes de lo que actualmente conocemos como colegios profesionales, y que acoge a los titulados que ejercen una determinada profesión.

Finalmente, el tercer término que he utilizado para el artículo es el de cargo. De igual forma que en el de profesión, puede ejercerse en el espacio privado o público. Y puesto que estamos hablando del ámbito público, el cargo se entiende como el puesto de responsabilidad, gobierno, autoridad o mando que se ejerce por un tiempo determinado y con unas funciones específicas.

Así, por ejemplo, en la Universidad española, se pueden ejercer distintos cargos, sea el de director de Departamento, el de decano de Facultad o el de rector de la Universidad. Pero estos cargos, en la mayoría de las universidades, tras ser elegido, se ejercen solamente en dos legislaturas de tres o cuatro años, dependiendo de cada universidad. En mi caso particular, he ejercido algunos cargos, de modo que, una vez finalizado el tiempo, ha entrado otro compañero o compañera a ejercerlo.

¿Y por qué se limita el tiempo en el cargo, incluso, cuando se está ejerciendo muy bien? Sencillamente para evitar el nepotismo y la endogamia que pueden darse si uno se prolonga en esa responsabilidad. Hemos de tener en cuenta que el cargo no es estrictamente una profesión, por lo que se recibe un complemento, o un sueldo si se ejerce a tiempo completo el trabajo.

Dentro del ámbito político, en muchos países democráticos se acude a la limitación de las legislaturas para evitar los vicios que se derivan de la permanencia en un cargo, entre ellos la profesionalización. Son numerosos los ejemplos que se pueden citar. Así, por ejemplo, sabemos que en Estados Unidos los presidentes y los gobernadores de los distintos Estados solo pueden permanecer dos legislaturas. ¿Alguien se podría imaginar a Donald Trump ocupando de manera continua la presidencia de esta potencia mundial?

***

Las reflexiones que he realizado anteriormente las podemos aplicar a Alburquerque para entender la inaudita situación a la que se ha llegado. Así pues, tras conocer la intervención que en días pasados realizó el exalcalde, no queda más remedio que lanzar una serie de preguntas por si tiene a bien aclarar:

¿Tiene sentido que un Ayuntamiento de 5.300 habitantes contrate como asesor alguien que carece cualquier titulación, de modo similar a como lo hacen las corporaciones de las grandes ciudades para orientar en temas legales, económicos, urbanísticos, etc.?

¿No resulta insólito que se pague un sueldo a alguien externo al Ayuntamiento como portavoz de la Corporación? ¿Es que no hay nadie que sepa escribir, hablar o leer públicamente un documento entre los que configuran el nuevo gobierno municipal?

¿Podría el exalcalde decirnos qué trabajos se le han ofrecido y por parte de qué empresas? ¿Con qué sueldos? ¿Por qué, supuestamente, los ha rechazado?

¿No le recuerda a la ‘caza de brujas’ que desató el senador Joseph McCarthy en los años cincuenta en Estados Unidos cuando afirma que hay una conspiración de la ultraderecha en el pueblo, dando nombres y apellidos de personas, todas ellas muy respetables, incluso amenazándoles directamente? ¿Es consciente del daño moral que hace a quienes nombra y a sus familias? ¿Tanto le molesta que en Alburquerque haya gente que ame la libertad y piense por su cuenta sin que se doblegue a sus intereses?

¿Será esta primera intervención el modelo que nos servirá de referencia de su brillante oratoria, contrastada cultura, exquisita educación y probada cordialidad para con todos los vecinos, supuestas cualidades por las que un Ayuntamiento, con una deuda terrible, le contrata con un sueldo durante nada menos que para cuatro años?

¿No será, en fin, que eso de ‘asesor portavoz’ es porque se siente incapaz de buscarse un empleo, ejercer un oficio y, menos aún, una profesión, por lo que el Ayuntamiento, al que parece que le sobra el dinero, le contrata hasta que llegue la siguiente legislatura y, de este modo, pueda ir enlazando hasta la jubilación para que pueda vivir de una pensión pública sin que se le llegue a conocer ningún oficio o profesión?

¿O, quizás, su intervención busque, entre otros objetivos, atemorizar al diputado popular Víctor Píriz (ultraderechista, xenófobo, racista y no sé cuántas cosas más, según ha tenido la gentileza de informarnos) con el fin de que el diputado no insista en solicitar la documentación que pueda comprometer su limpia y transparente trayectoria, dado que, como bien sabemos, respondía puntualmente a todas las preguntas que la oposición le realizaba durante su permanencia en la alcaldía?

Para finalizar, por ahora, ¿nos puede informar cuándo empezará a funcionar “el centro de salud mental con psicólogo y psiquiatra municipales” prometido en la campaña electoral, pues creo que alguno que otro ya lo necesita con toda urgencia?