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El hotel restaurante Castillo de Luna inicia el día 1 una ambiciosa andadura

A partir del próximo día 1 de septiembre, el hotel restaurante Castillo de Luna cambia de manos y de proyecto, en el que primará algo que se echa mucho de menos en Alburquerque, la cocina tradicional. Así, la nueva gerencia va a reeditar los platos típicos de nuestros antepasados, sin olvidar la cocina contemporánea. De esta manera, sus nuevos gestores aprovecharán cada temporada para mostrar las excelentes y sabrosas materias primas que siempre dieron prestigio a nuestra tierra: el arroz de matanza, los repápalos, las carnes de caza, el buche con arroz y coles, la chanfaina, el escabeche… Lo harán mediante jornadas de homenaje a platos tradicionales y degustaciones, o directamente en la carta de temporada.

El hotel restaurante Castillo de Luna fue el resultado de una gran inversión económica de un joven emprendedor, Ismael Sánchez, quien construyó un gigante de la hostelería en Alburquerque, un establecimiento con un gran comedor, una cocina amplia y moderna, varios salones, cabañas de madera, amplio aparcamiento y habitaciones en la primera planta.

El negocio, propiedad de Ismael Sánchez, ha sido regentado por su familia durante 22 años, 12 de los cuales con el citado joven empresario al frente. Al principio estuvo en manos de su padre y su hermano Manuel Sánchez, propietario de la gasolinera que está junto al hotel-restaurante, y un tercer socio eventual. Hasta llegar a la actualidad, han sido muchas horas de dedicación para que el negocio creciera, mucho sudor y mucho dinero invertido para convertirlo en un complejo hostelero realmente impresionante. Además, ofreció iniciativas novedosas como los maridajes entre caldos extremeños de calidad y productos tradicionales o de vanguardia. Y a lo largo de 20 años prestando servicio han atendido a personas de distintos puntos de España, dada la ubicación estratégica del establecimiento, y han sabido ganarse a empresas arraigadas a sus servicios y organismos como la Junta de Extremadura tienen este negocio como punto en un radio de 60 km para dar servicio a varias consejerías.

El propio Ismael apunta que, cuando él comenzó en este mundo de la hostelería fue para innovar en nuestra localidad, y lo consiguió con diversos eventos, como el citado de los maridajes e incluso algo tan desconocido aquí como el “paint ball” en el exterior del edificio, aparte de la construcción de cabañas y otras muchas iniciativas.

Este inquieto emprendedor deja el hotel restaurante Castillo de Luna con una buena cartera de clientes, lo que siempre es una enorme ventaja, y tiene nuevos proyectos que realizar en los que le deseamos toda la suerte del mundo.

El local está bien cuidado, prácticamente nuevo, y listo para que sus nuevos gestores desarrollen sus ideas; no en  vano, se trata de personas con experiencia en el mundo de la hostelería y de la empresa en general, gentes entusiastas de la cocina de la tierra y con ideas nuevas para atraer a clientes no solo de Alburquerque y comarca, sino con la ilusión de que nuestro pueblo vuelva a ser un lugar atractivo para buenos comensales de la capital pacense y de otros puntos de la geografía regional, como en los buenos tiempos del bar Castillo o Las Alcabalas.

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FOTO 1-Vista nocturna de la fachada principal del establecimiento. Página web del hotel-restaurante Castillo de Luna.

FOTO 2-Ismael Sánchez, en uno de los maridajes organizados en su negocio.