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El Tropic salva a la fuente del Caño de los estragos del botellón

Hace unos años, unos periodistas del diario HOY asistieron al Festival Medieval y, al día siguiente, contactaron con su corresponsal en Alburquerque, Francisco José Negrete, director de www.revistaazagala.org. Querían saber si era habitual que los jóvenes caminaran por la carretera y la atravesarán a las 5 de la madrugada, a la altura de la fuente del Caño, porque, cuando regresaban camino de Badajoz, se les cruzaron varias personas peligrosamente con vasos en la mano y señales de haber bebido.

Francis les explicó que desde hacía casi 15 años se celebraba un botellón multitudinario en la citada fuente y un poco más arriba, en la conocida como “curva”, y que a partir de las 4 o las 5 de la madrugada, los participantes subían a la discoteca de verano, el Tropic.

Los periodistas no podían creerse que las autoridades consintieran el botellón junto a la carretera, con el grave peligro que entraña beber y atravesarla, o incluso caminar por el arcén, con unas copas de más y a oscuras.

El caso es que en el pleno municipal nunca se trató esta situación de riesgo por posibles atropellos, sino la suciedad que dejaba el botellón en la fuente del Caño, porque incluso algunos echaban vasos y botellas dentro de la misma. La oposición llegó a solicitar que se colocara una malla en la parte alta de la fuente, que era por donde se arrojaban al interior los desperdicios del botellón. Y el ayuntamiento lo hizo. También pidió que colocaran grandes bidones para que los jóvenes echaran toda la basura y restos de las bebidas en los mismos. Y se colocaron dos. Pero alguien se los llevó a los pocos días con el fin de utilizarlos supuestamente para llenarlos de agua. Y se buscó otra solución: colocar otros bidones, esta vez agujereados, para eliminar la tentación de robarlos para el mismo fin que los anteriores. Y se los volvieron a llevaran.

Con esta situación, las autoridades municipales se dieron por vencidas y acabaron por asumir la derrota, rendirse, y limpiar la zona cuanto antes para evitar la imagen de la fuente del Caño llena de basuras, algo que era habitual todos los domingos.

De esta manera, el botellón siguió campando a sus anchas durante más años, sin que, afortunadamente, jamás haya ocurrido una desgracia, hasta que los nuevos gestores de la discoteca de verano decidieron actuar por su cuenta y matar dos pájaros de un tiro: acabar con el botellón en la fuente y hacer negocio. Decidieron vender ellos mismos la bebida dentro del New Tropic, su nombre actual. Así, los jóvenes compran las botellas de alcohol y los camareros las numeran y les dan un registro con ese mismo número. Los consumidores van a buscar los cubatas y se los sirven en la barra, sin necesidad de que ellos tengan que echar el hielo, ni llevarse las botellas de ron, ginebra o wiski, ni las de refrescos.

A partir de las 3 de la madrugada se acaba esta oferta y, quien desee seguir bebiendo, tiene ya que comprar los combinados al precio estipulado en el New Tropic.

Y así, el verano pasado y éste, el botellón ha desaparecido por completo de la fuente y de la curva.

Los políticos no quisieron acabar con una práctica que era peligrosa y sucia, ni los gobernantes ni los de la oposición, suponemos que por aquello del voto de los jóvenes. Pero el Tropic, que estuvo a punto de cerrar y cambió de dueños varias veces, debido a que el botellón estaba acabando con el negocio, ideó algo que era realmente sencillo. Y dio resultado. Afortunadamente para ellos, para el ayuntamiento y para el pueblo en general.

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FOTOS 1 y 2: Imagen, habitual antes, tras el botellón del sábado. ARCHIVO AZAGALA