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Aquella noche de gloria y júbilo por Pámpano

Se cumplen ahora 14 años de la gran hazaña de José Pámpano al conseguir una medalla de plata en las paralimpiadas de Atenas y, aunque ya no rinde a aquel nivel, no en vano tiene ya 39 años, el pasado fin de semana se proclamó campeón de España de atletismo adaptado. Es por ello que desde esta edición digital de AZAGALA, queremos recordar el extraordinario recibimiento que el pueblo de Alburquerque rindió a Pámpano. Ahí nos quedamos con un resumen del reportaje que publicamos entonces.

Jamás en la historia de Alburquerque se había producido un recibimiento tan espectacular y multitudinario a una persona, como el que tuvo lugar aquel día de septiembre de 2004. El atleta alburquerqueño José María Pámpano, medalla de plata en las paralimpiadas de Atenas fue recibido por cerca de 2000 personas en las calles de la localidad. A lo largo de toda la avenida Aurelio Cabrera había centenares de almas coreando su nombre, muchos de ellos portando antorchas, además de todos los jugadores de las distintas categorías del Club Polideportivo Alburquerque, los distintos equipos del Patronato Municipal de Deportes, sus compañeros de la Asociación Adifisa y del Centro Ocupacional y, en fin, todos sus amigos que prácticamente son la inmensa mayoría de los vecinos de esta villa.

Simultáneamente se celebraba un pleno en el que la corporación municipal, aprobaba por unanimidad entregar la medalla de oro de la ciudad a Jose Pámpano, siendo la primera persona que obtiene este distintivo en Alburquerque.

Cuando Pampa, como cariñosamente se le conoce, llegó a la entrada de la localidad, le esperaba la banda de música y dos quads para trasladar a Jose y a su entrenador Agustín Rubio al centro donde esperaba la multitud.

Los 500 metros de avenida hasta el kiosco de la música fueron interminables, la gente se acercaba al coche para abrazarle y besarle y Pámpano, abrumado, llorando, no sabía a quién atender o hacia dónde mirar.

En el centro no cabía un alfiler, centenares de niños y jóvenes portaban banderas con los nombres de Pampa y Agustín y personas del centro ocupacional, con antorchas, rodeaban a la abuela del campeón alburquerqueño que le esperaba sentada en una silla en el centro de la calzada.

La llegada de Jose fue apoteósica; el abrazo a su abuela encendió los corazones de la multitud y las lágrimas empezaron a brotar y no pararían ya en todos los actos que siguieron a continuación en el kiosco de la música, donde Jose encendió la llama olímpica en un pebetero ubicado a tal efecto.

Rodeado por varias pancartas –en una excelente del C.P. Alburquerque aparecía dibujado el rostro del atleta cuando recibió la medalla en Atenas- Pámpano empezó a saludar a todos los vecinos y los niños subían por las paredes del kiosco para estrechar la mano de su ídolo. Tras tocar la Banda Municipal de Música el himno nacional y el extremeño, empezaron las palabras de la presidenta de Adifisa, Mercedes Bernal, y de sus compañeros en esta asociación, de los monitores del centro ocupacional Los Baldíos, del alcalde Ángel Vadillo, el entrenador Agustín Rubio y del padre del campeón alburquerqueño, Juan Pámpano.

En el kiosko de la música, un especialista en lenguaje de signos le iba traduciendo a Pampa todo lo que los demás decían, y él se emocionaba con cada palabra de cariño. Finalmente, se atrevió a musitar unas palabras, unos gritos de gracias a todos sus amigos, a todo Alburquerque.

Los coros y danzas de Rafael Fenoll bailaron el fandango de Alburquerque y dos niños dieron sendos ramos de flores a Agustín y a Jose, quienes, finalmente, unidos, dieron una vuelta al kiosko lanzando besos a los alburquerqueños, que explotaron de júbilo.

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FOTO 1. Pámpano en el kiosko de la música en 2004. ARCHIVO AZAGALA.

FOTO 2: Saludando a niños que le agasajan como a un ídolo. ARCHIVO AZAGALA

FOTO 3: Mordiendo la medalla de plata lograda en Atenas. ARCHIVO AZAGALA