REDACCIÓN AZAGALA
Por fin ha comenzado hace poco más de una semana la última fase de restauración del retablo mayor de la iglesia de San Francisco, consistente en el montaje de las piezas rehabilitadas y la eliminación de las capas de repintes hasta dejarlas como fueron originalmente. Además, las distintas piezas van a consolidarse para proporcionar una mayor estabilidad al retablo.
En el año 2020 se produjo el desprendimiento de piezas del mismo, con el consiguiente cierre del templo y el desplazamiento a Alburquerque de técnicos de la Junta de Extremadura, quienes determinaron un “gravísimo y generalizado ataque de insectos xilófagos, concretamente de termitas”. Resultó que el retablo llevaba mucho tiempo siendo pasto de estos insectos, hasta que comenzaron a desprenderse piezas cada vez de mayor magnitud.
De esta manera se firmó un convenio entre la Diputación y la Diócesis de Badajoz y se dotó un presupuesto para comenzar los trabajos a finales del año 2021. En una primera fase se desmontaron las piezas del retablo y se embalaron al tiempo que se eliminaron los insectos. En una segunda fase, iniciada en septiembre de 2022, se reconstruyeron las piezas carcomidas, debido a que las termitas se habían comido el interior de muchas de ellas.
Terminada esta fase se esperaba con impaciencia la última, la cual ha tardado en llegar, pero afortunadamente ya comenzó.
Recordamos que en la recuperación de la Velada de San Antonio se recaudó dinero para destinarlo al retablo, en concreto 15.785 euros.
De todos modos, hay que tener en cuenta que los dos retablos laterales, que albergan a San Antonio de Padua y San Pedro de Alcántara, tienen el mismo problema que el retablo mayor, pero no se ha actuado sobre ellos.
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